En las grandes ciudades se anima a dejar el coche por otras opciones.

Frena, los vehículos autónomos aún no están listos

Como fundador de una empresa emergente de cadena de bloques de movilidad, regularmente me preguntan cuándo creo que los vehículos autónomos reemplazarán totalmente los vehículos conducidos por humanos y si desafiarán o complementarán el transporte público en áreas urbanas. Empaquetadas en esa pregunta hay, al menos, dos asunciones críticas. La primera, que los vehículos autónomos reemplazarán a los que nosotros conducimos. La otra es que los vehículos de pasajeros, de cualquier tipo, serán el paradigma dominante en las ciudades.

A la luz del muy desafortunado accidente fatal a raíz de las pruebas de vehículo autónomo que mantenía Uber en Arizona, muchos en los medios y en la industria de la movilidad han cuestionado lo que esto significa para el futuro de los vehículos autónomos.

En mi opinión, los vehículos autónomos con el tiempo se convertirán en una parte significativa de las opciones de movilidad en algunas regiones y ciudades de todo el mundo. Este muy desafortunado accidente no prueba que los vehículos autónomos sean más peligrosos o poco fiables que los impulsados por humanos. Todos sabemos que la tecnología, al igual que el software y los sensores que fallaron en el caso de Uber, seguirá mejorando significativamente con el tiempo y la mayoría de las investigaciones sugieren que los vehículos autónomos reducirán radicalmente las lesiones de tráfico y víctimas mortales. No solo eso, los vehículos autónomos tienen el potencial de reducir las emisiones (especialmente si se comparten y son eléctricos) y también de reducir las congestiones, aunque esto último es objeto de debate en función del modelo.

Pero todo el mundo que se sube al carro de los vehículos autónomos parecen ser deterministas tecnológicos y creer ciegamente en la capacidad de los innovadores para mejorar rápidamente la seguridad y la asequibilidad de los vehículos autónomos. Yo también tengo fe ilimitada en los innovadores para resolver los problemas como los experimentados por el vehículo de Uber. Pero la tecnología no existe en el vacío. Es desarrollada por, y utilizada por, seres humanos en espacios geográficos.

Al igual que mi proyecto de cadena de bloques, IoMob se centra en la movilidad urbana, así también lo son la mayoría de las empresas de la industria de vehículos autónomos. Las áreas urbanas tienen una alta densidad de personas que viven en ellas. Y no todas estas poseen o siquiera desean tener acceso a un vehículo de pasajeros (nota: desde que me mudé a Barcelona en 2015 ni siquiera he poseído una licencia de conducir).

Si bien hay muchas regiones del mundo donde el coche domina, ese no es el caso en las ciudades europeas. En ellas la distribución modal de peatones, ciclistas, transporte público y vehículos de pasajeros sugieren que cualquier vehículo de pasajeros, autónomo o no, tendrá el reto de ser la forma dominante o incluso significativa de modo de viaje elegida por la mayoría de los ciudadanos. De hecho, en muchas ciudades europeas, estamos viendo las tendencias de los reguladores locales para desalentar o incluso prohibir los vehículos de pasajeros en los centros urbanos.

Si usted tiene una empresa emergente, es un fabricante de equipamiento original o un agente en el espacio del vehículo autónomo, no estoy sugiriendo que esté apostando por el caballo equivocado necesariamente. Miles de millones se han invertido en este espacio en los últimos años y creo que hay un futuro para los vehículos autónomos, incluidos vehículos de pasajeros propiedad de residentes locales o como taxis o para el uso compartido de movilidad. Creo que podemos ver, al menos en las ciudades europeas, más tracción en vehículos autónomos “de masas”, como las pruebas piloto en curso para autobuses de esta clase, a pesar de que también han tenido algunos contratiempos en el camino.

Al final, mi punto es -a pesar de que la tecnología de los vehículos autónomos sin duda avanza a un ritmo increíble y vamos a ver los vehículos autónomos de diversas formas en el camino- que la industria y los otros actores en el ecosistema necesitan entender que no es solo una cuestión de tecnología, sino también de la regulación y las preferencias humanas. A medida que veamos el crecimiento de la movilidad compartida con vehículos autónomos ride-hailing y los trayectos compartidos, también estaría interesado en explorar modelos de negocio más incluyentes donde, por ejemplo, los taxistas pudieran poseer este tipo de vehículos (en lugar de sólo Uber) de la forma que las soluciones de cadena de bloques descentralizadas pueden permitir.

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