Una planta de compostaje comunitario.

¿Cómo se debe organizar una planta de compostaje comunitario?

La reducción de los residuos que generamos en las casas de forma sencilla y efectiva es una de las claves con las que se busca ayudar en el cuidado medioambiental. El compostaje comunitario es un sistema por el que varias personas tratan sus propios biorresiduos en un espacio común. ¿Qué se considera un biorresiduo? Aquellos residuos que sean biodegradables que provengan de jardines, y los residuos alimenticios y de cocina procedentes de hogares, restaurantes, servicios de restauración colectiva o establecimientos de venta al por menor.

Los puntos de compostaje necesitan de una zona de depósito y descomposición de residuos -lo que se llama compostador-; luego se necesita lo que se conoce como material estructurante -que facilita la conversión del residuo en compost de manera rápida, sin olores y sin atraer insectos-; y, por último, la zona en la que se guardará el compost final.

La organización de este sistema se está incentivando a nivel europeo, como señala el Libro
verde sobre la gestión de los biorresiduos en la Unión Europea. Sobre estos consejos cada país debe ir regulando el sistema a sus legislaciones. La Comunitat Valenciana ha presentado las normas con las que se quiere marcar el funcionamiento de estas zonas de compostaje. El objetivo, aseguran sus responsables, es promover su práctica y mitigar los posibles impactos adversos sobre la salud humana y el medio ambiente.

Entre las condiciones que marcan para la elaboración del compost incluyen una serie de parámetros a vigilar: temperatura, humedad, pH, oxígeno, nutrientes y la población microbiana. El compost obtenido deberá de estar higienizado, para lo cual será necesario que haya estado durante un periodo mínimo de catorce días consecutivos a temperaturas superiores a 55ºC, para garantizar la eliminación de patógenos, parásitos y semillas de malas hierbas.

Entre las obligaciones que marca la nueva norma es que las comunidades que lo adopten deben contar con una persona responsable del sistema. Esta se encargará de supervisar el uso y funcionamiento del sistema, además de controlar el acceso a las instalaciones por los usuarios. Fuera de esta disposición, y de forma expresa, quedan el compostaje doméstico y el compostaje centralizado.

El objetivo que se marcó en un principio para estimular estos programas de prevención de residuos era planificar la prevención, reducción de la cantidad de residuos generados y  de la cantidad de sustancias peligrosas o contaminantes. El fin que se buscaba era que se redujera el peso de los residuos producidos en 2020 en un 10% respecto a los generados en 2010.

Con esta norma, pretenden presentar un nuevo modelo de gestión de residuos que sea compatible con el actual. Sus responsables consideran que se ha de poner el acento en la educación, concienciación ciudadana y en otra forma adicional de gestionar los residuos. De esta forma se destaca la posibilidad de convertirlos directamente, siguiendo el principio de proximidad, en recursos, centrado en zonas rurales pero con posibles aplicaciones puntuales también en zonas semiurbanas y urbanas.

Prevenir o gestionar

Los operativos que regulan el compostaje comunitario se consideran una operación de prevención de residuos en sentido amplio y no una actividad de gestión de residuos. Eso sí, siempre y cuando se cumplan, por parte de las promotoras, los umbrales y condiciones determinadas en la orden, que garantizan una mínima afección de las instalaciones al medio ambiente y a las personas.

Las instalaciones que no superen esos umbrales y condiciones determinadas no requieren licencia ambiental, ni la autorización de gestor de residuos, ni la autorización como actividad potencialmente contaminadora de la atmósfera.

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