Los datos presentados esta semana por el Ministerio de Transición Ecológica no son esperanzadores. Las emisiones contaminantes se han disparado un 4,4% en 2017, es decir, la mayor subida de los últimos quince años. Un balance negativo y que pone a España en aprietos en la lucha contra el CO2 para cumplir con el compromiso adquirido con la Unión Europea y en el marco del Acuerdo de París. En total se han expulsado 338,8 millones de toneladas de CO2. Esto supone un nivel de emisiones globales un 17,8% superior al año 1990 cuando el objetivo es reducirlas un 20% para 2030. Es decir, con las cifras que maneja el Ministerio, en doce años tendrá que disminuirse más de un 45%. ¿Alcanzaremos la meta? Por el momento, el Gobierno ha declarado la guerra al diesel.
Expertos nacionales e internacionales van a presentar esta semana las últimas novedades y enfoques en los que se está trabajando para paliar o ayudar a reducir el CO2, gas relacionado directamente con el efecto invernadero y el calentamiento global. Lo harán en la Universidad de Alicante (UA), en el curso que arranca el lunes y que está organizado por la institución académica junto a la Plataforma Tecnológica Española del CO2. Los ponentes invitados, que primero harán un análisis de la situación actual, presentarán las últimas tecnologías que se están desarrollando en captura, almacenamiento, transporte y reciclaje del dióxido de carbono en otros productos menos contaminantes y útiles para la industria química.
“Mayoritariamente somos conscientes del problema, se deben reducir las emisiones de efecto invernadero, principalmente del CO2, porque suponen un riesgo, hay que gente que lo ve más claro y otros que lo niegan, pero la realidad es la que es y los datos están ahí”, afirma Ángel Berenguer. El coordinador del curso y profesor de Química Inorgánica de la UA añade que “de momento no hemos llegado a una solución que sea la mejor, podemos decir que estamos en la fase explorativa y hay proyectos muy interesantes que se van a presentar”.
Las tecnologías de captura de dióxido de carbono, las de almacenamiento, de transporte y de transformación son los cuatro pilares en los que están trabajando muchos centros de investigación, universidades y también grandes empresas. Según Berenguer,“quizás la de transformación es la más interesante porque se trata de coger el CO2 que podemos tener en cualquier habitación o en una atmósfera y transformarla en productos químicos de valor añadido. Podemos hacer combustibles o incluso compuestos que se puedan utilizar en fármacos”.
Esta última línea —la producción de medicamentos— será presentada por Antonio Sepúlveda, catedrático de Química Inorgánica de la UA, que abordará los casos de éxito que se están llevando a cabo con proyectos europeos relacionados con usos y almacenamiento de CO2. Del mismo modo, se expondrán las investigaciones industriales que lideran empresas como Cemex o Repsol, así como los procedentes de la pequeña y mediana empresa (G2MTech). También participarán expertos de la Universidad de Cambridge y se pondrán en común otros trabajos sobre transformación fotoquímica, utilizando la radiación solar para convertir en CO2 en otros productos de forma muy sostenible.
Llegar a cero emisiones de CO2
Aunque no hay una varita mágica para dar con la solución a la contaminación y el calentamiento global, el profesor destaca que tanto España como Europa “están dedicando muchos recursos para coger el CO2 y transformarlo; se trata de una molécula muy versátil, que permite trabajar con ella porque es muy estable y ofrece muchas posibilidades”.
Ahora bien, hasta que avancen las investigaciones y muchas sean una realidad y viables, ¿qué podemos hacer?, ¿cambiaremos las tendencias en emisiones? Para Berenguer, “lo mejor que podemos hacer es controlar las emisiones, reducir quizás no, si llegáramos a cero emisiones, es decir, lo que genero lo consigo tratar para captura, almacenamiento, transporte y usos ya sería muy bueno. Se siguen necesitando esfuerzos importantes”. Y es que más allá de cumplir con los compromisos legislativos, Berenguer insiste en que encontrar una salida es necesario “para sobrevivir nosotros como especie”. No en vano, el problema de las emisiones puede agravarse aún más cuando países como China, India o Brasil se sumen al ritmo de consumo de los americanos y europeos. “Hablamos de casi tres mil millones de habitantes y el día que quieran consumir energía al ritmo de americanos y europeos vamos a tener un problema grave. De ahí que sea tan importante que estas tecnologías para el dióxido de carbono tengan una cierta pujanza”.