Durante el verano, y especialmente durante los días de ola de calor, el gasto energético puede dispararse hasta un tercio. Por suerte, este aumento de la factura de la luz se puede moderar siguiendo una serie de pasos. Si bien algunos son más sencillos que otros, todos pueden contener el impacto tanto económico como medioambiental del problema de las altas temperaturas.
Saber aprovechar correctamente las horas de sol puede tener un efecto muy grande en la factura eléctrica. Lo más importante son pequeños gestos. Hablamos de no encender las luces cada vez que entramos en una habitación o tener los toldos extendidos y las cortinas cerradas para reducir al máximo la incidencia del sol. Las persianas también se pueden bajar en la medida de lo posible para impedir que las habitaciones se calienten sin necesitar luz artificial.
Otra buena idea es ventilar el hogar a las primeras y las últimas horas del día, cuando el aire es más fresco y hay corrientes. Esto último puede reducir la sensación térmica de una casa hasta dos grados. Hidratarnos y llevar una buena alimentación durante el verano también nos puede ayudar a mantenernos más frescos y tener menos sensación de calor. De la misma manera, lo pueden hacer la ropa que vestimos y las sábanas que se usan para dormir.
El aislamiento
Antes de poner en marcha ningún aparato de aire acondicionado, hay que revisar que las puertas y las ventanas están cerradas y que sus sellados están en buen estado. Actualmente, el 20% de las necesidades de climatización de los hogares, tanto en verano como en invierno, se producen debido a pérdidas de frío o de calor causadas por el mal aislamiento.
Los cristales dobles también son una muy buena opción y, en caso de que se puedan adquirir, son una inversión de lo más rentable. Elegir a qué temperatura se gradúa el aire acondicionado también es otro factor muy importante. Según los expertos, entre un aire acondicionado a 22ºC y otro a 26ºC hay una diferencia de hasta el 30% de consumo energético. También hay que tener muy en cuenta el mantenimiento de los aparatos y, también, tratar de apagarlos cuando la estancia ya esté fresca y evitar tenerlos encendidos durante toda la noche, lo que nos puede ahorrar unos 2,40 euros diarios.
En caso de que deba adquirir un aparato de refrigeración nuevo, elegir el más indicado para cada caso es muy importante: su tamaño, la potencia en relación al espacio a enfriar, su capacidad de complementarse con otros aparatos que haya en casa… son factores claves a la hora de comprar un aparato. Món Planeta