En los ecosistemas tropicales, los arrecifes coralinos proveen de pescado y protección de las olas a unos doscientos millones de personas.

La biodiversidad de los trópicos puede estar a punto de colapsar

La biodiversidad global podría entrar en colapso de manera inminente si no se toman acciones concretas y urgentes para controlar la pérdida de especies en los ecosistemas tropicales. Esa es la conclusión a la que llega un estudio publicado en la revista Nature que advierte de la necesidad de tomar medidas rápidamente. En este trabajo, un equipo de científicos de todo el mundo denuncia que el riesgo de una desaparición irreparable y sin precedentes de especies en las zonas con mayor diversidad del planeta puede aumentar muchísimo.

Los ecosistemas tropicales —bosques, sabanas, lagos, ríos y arrecifes de coral— sólo ocupan un 40% de la superficie del planeta pero, en cambio, son el hábitat de más de tres cuartas partes de las especies que se conocen, incluyendo la gran mayoría de corales de aguas poco profundas y más del 90% de las especies de aves del mundo. Según afirman los autores del estudio, el ritmo actual de descubrimiento de especies, de unas 20.000 anuales, puede indicar que aún quedan trescientos años para acabar de descubrir toda la biodiversidad de los trópicos en el supuesto de que se consiga salvar.

Las principales amenazas de los ecosistemas tropicales son dos y son de origen humano. Por un lado, la presión directa de nuestra actividad, como la sobrepesca, la tala descontrolada de bosques o la captura de pájaros y otros animales para convertirse en mascotas. Por otro, las sequías y olas de calor provocadas por el cambio climático. El declive de la biodiversidad tropical también es una amenaza para millones de personas de todo el mundo.

Los arrecifes coralinos, sin ir más lejos, proveen de pescado y protección de las olas a aproximadamente doscientos millones de personas. El problema más global, sin embargo, probablemente es lo que tiene relación con los bosques tropicales y las sabanas: su vegetación y su suelo almacenan aproximadamente el 40% del dióxido de carbono de la biosfera y ayudan a las precipitaciones en las zonas agrícolas más importantes del planeta.

Por todo ello, los investigadores responsables del estudio reclaman un aumento de los esfuerzos tanto en desarrollo sostenible como en intervenciones para garantizar la conservación y la restauración de los hábitats tropicales. Así, los ecosistemas deben mantenerse pero sin que ello provoque un empeoramiento de las desigualdades en las sociedades humanas. En este sentido la innovación es un camino clave, ya que las propuestas y los nuevos estudios sobre el funcionamiento, la gobernabilidad y la gestión de los ecosistemas son una de las únicas esperanzas que tenemos de salvar los trópicos y, de rebote, a nosotros mismos. Món Planeta

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