Reserva online de tumbonas. Monotorizar a niños pequeños, personas mayores o dependientes. Drones para vigilar a los bañistas y evitar ahogamientos. Información en tiempo real sobre el transporte público, la ocupación masiva de playas con recomendación de alternativas, estado del tráfico, niveles de ruido… El futuro del turismo se está diseñando. Las playas inteligentes, que cambiarán nuestro consumo, empezarán a ser una realidad en unos años con el desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías. Un modelo que se transformará con el objetivo de mejorar la sostenibilidad, la accesibilidad y la seguridad.
Benidorm, Gandía y Benicàssim son los tres primeros municipios de la Comunidad Valenciana seleccionados para llevar a cabo un proyecto innovador que nos permite acercanos al concepto de las smart beaches. La primera fase del ensayo estará en funcionamiento este mismo año. La Agència Valenciana del Turisme, a través de Instituto Valenciano de Tecnologías Turísticas (Invat.tur), está detrás del estudio que aplicará de forma pionera el Internet de las Cosas en la gestión.
El diseño de la tecnología es el primer paso del que se está encargando el Campus de Gandía de la Universidad Politècnica de Valencia (UPV). Según informan en el Magazine Turisme CV, un equipo está trabajando en la tecnología para los sensores basados en la Iot (Internet de las Cosas). Un prototipo no comercial, -del tamaño de la mitad de una caja de zapatos- de bajo coste, con alimentación ambiental, sin necesidad de mantenimiento y bajo consumo de energía que transmitirá datos de forma inalámbrica.
Está previsto que este prototito se monte sobre un poste elevado a unos tres metros de altura sobre el suelo. Dos se instalarán en Gandía, otros dos en Benidorm y uno en Benicàssim. Los datos recogidos serán enviados a una plataforma en la nube y de ahí al servidor de aplicaciones. “Estamos diseñando una base de datos y diversas aplicaciones para poder analizarlos en base a indicadores”, explica José Peligrí, investigador y profesor de Telecomunicaciones en el campus de Gandía y director del proyecto. En principio se medirán parámetros ambientales: temperatura, humedad y radiación ultravioleta. Los resultados de estos estudios piloto ayudarán a conocer qué herramientas se deben implantar para mejorar la gestión de las playas.
La sostenibilidad, punto fuerte
Las previsiones apuntan a que en una década la experiencia en nuestras playas será diferente con las tecnologías convirtiéndose en una importante herramienta de márketing para lanzar nuevas promociones turísticas ¿Qué aportarán estas aplicaciones que se podrán desplegar a pie de arena?
El acceso que tendrán los turistas a diferentes servicios será muy amplio. Los sensores, apps, balizas bluethooth, la realidad aumentada y la videovigilancia cambiarán el modelo tradicional buscando un equilibrio entre la conservación y su consumo. Tendremos paneles informativos, asistentes virtuales, mensajes personalizados basados en la ubicación del usuario o audioguías en diferentes idiomas.
Algunos ejemplos más. Según el Mapa de Tecnologías para Playas Inteligentes, la videovigilancia permitirá el análisis de imágenes para monitorizar en tiempo real la ocupación o comprobar la presencia de socorristas. La seguridad y la prevención se reforzarán, vigilando incumplimientos de la normativa, detectando incendios y actos de vandalismo. En el caso de la sostenibilidad, ésta será uno de los puntos fuertes, ya que se obtendrán valiosos datos sobre el estado del mar, las condiciones medioambientales, la radiación solar, el estado de la arena, la calidad del agua y el oleaje o detección de vertidos.
Según Pelegrí, las posibilidades que se abren «son casi infinitas porque el Internet de las Cosas se está desarrollando con mucha rapidez». A su juicio, la empresa privada “va a implantar estos sistemas con más rapidez que las administraciones. El boom será perceptible en cinco años, mientras que en el sector público puede tardar diez, pero se va a configurar una manera diferente de consumir turismo, no solo de sol y playa, sino el turismo en general».