El papel de la posidonia es clave para frenar la regresión costera y adaptarse ante el cambio climático.

Cómo adaptar las costas ante el cambio climático

‘El papel de la posidonia oceánica en la adaptación de las costas al cambio climático’. Así se denomina el estudio nacional que ha iniciado este verano el Instituto de Ecología Litoral, ubicado en El Campello (Alicante). El proyecto GESTARR se centra en solucionar los problemas de gestión municipal de los arribazones vegetales  -procedente de las plantas Posidonia oceanica y Cymodocea nodosa– que se acumulan en las playas de municipios que son económica y socialmente dependientes del turismo. Y es que hay turistas y empresarios que se quejan de la suciedad cuando ven estos restos vegetales en la orilla. ¿Se deben retirar?, ¿cuándo?, ¿cómo conciliar los intereses ambientales con los turísticos?

Financiado por la Fundación Biodiversidad -organismo dependiente del Ministerio de Transición Ecológica- se han escogido playas de dos localidades de la provincia (Santa Pola y El Campello) para analizar los procesos costeros y sus efectos producidos por eventos naturales o actuaciones humanas. Con sus resultados se podrá diseñar una política a largo plazo para la conservación de los servicios ecosistémicos ofreciendo a los municipios herramientas que pongan en valor la posidonia como un muro de protección ante el cambio climático.

“Es un problema serio y, sin embargo, no recibe la financiación suficiente para poder realizar estudios. Además, nos encontramos con un circunstancia muy curiosa: en muchos casos los gobiernos municipales se quejan de problemas de erosión, pero no son proactivos, no recogen la iniciativa para realizar cosas que puedan mejorar las circunstancias en sus municipios”, comenta Alejandro Triviño, investigador del instituto.

Origen del proyecto

El origen del proyecto surgió en Santa Pola cuando su ayuntamiento les planteó el problema, y se llevó a cabo un seguimiento de la dinámica de la costa de la villa observándose a largo plazo los efectos de la permanencia de arribazones. El estudio se inició en enero de 2017, se prolongó hasta febrero de 2018 y al finalizarlo, el instituto se presentó a una convocatoria de la Fundación Biodiversidad que les concedió la ayuda económica. De este modo, pretenden incrementar la capacidad de análisis del proyecto, incluyendo a otro municipio, para comparar los resultados y “darle un enfoque sobre alertación al cambio climático, que es otra de las circunstancias sobrevenidas que nos llega o llegará en las próximas décadas”, apunta Triviño.

El pasado mes junio comenzaron con mediciones de las playas secas y su evolución natural, pero recogiendo también los datos de la empresa concesionaria de limpieza para saber cuánta cantidad de arena retiran, de dónde y si añaden. Además, se recogerá la evolución del fondo marino. Según el investigador, “hay un tema que se nos escapa cuando estudiamos la erosión, ¿qué está ocurriendo en el perfil submarino? Muchas veces vemos artículos de investigación sobre la evolución de una playa con la fotografía aérea; eso está muy bien, pero es algo estático, una circunstancia momentánea que nos dice un poco la tendencia. Lo que estamos haciendo es recoger datos de cómo es la playa en la parte que no se ve, que son hasta diez metros de profundidad y que se considera la zona activa”.

Los resultados del trabajo de campo, que se prolongará un año, los compararán con los de un modelo matemático – modelado costero del Ministerio de Medio Ambiente- para comprobar si coinciden con lo que está sucediendo en las playas.

La posidonia, clave

¿Qué papel ejerce la posidonia en la erosión costera? “Un papel bárbaro -destaca- porque no solo los arribazones que llegan a las playas generan un efecto manta que cubre las arenas y las protege del oleaje, sino que además las propias praderas submarinas reducen las turbulencias, la fuerza de la ola cuando llega a la costa».

Desde el Instituto de Ecología del Litoral lo tiene claro: la retirada de arribazones “no hay más remedio” que acometerla, pero por cuestiones que tienen que ver con actividades económicas vinculadas al turismo, principalmente los meses de verano. Afortunadamente, la temporada alta coincide con un periodo donde no suelen registrarse temporales. Sin embargo, durante el invierno “nosotros seguimos con el planteamiento que no debe realizarse una retirada sistemática”.

El estudio ofrecerá instrumentos a los gestores para que sepan cómo actuar, pero también cómo comunicar, un tema que les “preocupa muchísimo” ya que “sus decisiones son mal vistas por la ciudadanía y muchos empresarios”. “Se da cierta contradicción -apunta el investigador-,  si no cuidamos lo que tenemos es pan para hoy y hambre para mañana, nos permiten tener unos ingresos económicos ahora, pero nos pueden generar problemas en un futuro”. Por ello, el proyecto incluirá una exposición itinerante para difundir entre los ciudadanos el mensaje sobre el cambio climático y una guía que ayude a los técnicos.

 

La plataforma iambiente pretende constituirse, con la colaboración de todos, en el foro de referencia en el ámbito de la Calidad Ambiental, en su sentido más amplio.

©2025 iambiente.es Copyright

Desarrollado por Equipo de Comunicación 

Scroll al inicio