El objetivo es proteger a los cetáceos y tortugas marinas reduciendo el ruido marino y prohibiendo nuevas prospecciones de hidrocarburos. La declaración por parte de España de los 46.385 km2 del Corredor Marino de Migración de los Cetáceos del Mediterráneo como Área Marina Protegida está en el punto de mira. Una ruta migratoria ‘amable’ para muchas especies que está siendo elogiada. La última felicitación ha venido de la ONU al suponer un «un paso muy significativo» para desarrollar el Convenio de Barcelona y su Protocolo sobre Áreas Especialmente Protegidas.
El coordinador del Plan de Acción para el Mediterráneo (PAM), perteneciente al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ONU Medio Ambiente), Gaetano Leone, ha felicitado al Gobierno de España por esta declaración de Área Marina Protegida. Se trata de un corredor de 1.350 km de longitud, ubicado frente a la costa mediterránea, que funciona como ruta migratoria para muchas especies de cetáceos.
El corredor migratorio, según informa Efe, se extiende por el norte, a la altura del Cabo de Creus (Gerona) hasta el Cabo de la Nao (Alicante) y por el este discurre paralelo a las costas de islas de Ibiza, Mallorca y Menorca (a unos 13 kilómetros de distancia), mientras que por el oeste corre paralelo a las costas catalana y valenciana (a unos 38 kilómetros de distancia).
Esta ruta de paso es la elegida por diez especies de mamíferos marinos clasificados como ‘amenazados’, por lo que la medida de protección «será beneficiosa para cerca de 3.500 rorcuales comunes, más de 19,000 tortugas bobas y 6.000 delfines listados», ha destacado la ONU Medio Ambiente en un comunicado.
Medidas preventivas
La designación de esta superficie como Área Marina Protegida permite la puesta en marcha de medidas preventivas específicas para regular las actividades humanas en alta mar, lo que reportará, según la ONU, un beneficio ecológico para la protección de la biodiversidad, de los hábitats y de los ecosistemas, y rentabilidad económica, por el uso sostenible a largo plazo de los recursos naturales y los ingresos del turismo. «La puesta en marcha y la gestión efectiva de este Área Marina Protegida sin duda será el próximo desafío a abordar y requerirá esfuerzo, colaboración y compromiso», ha subrayado Leone.
Para garantizar que no existe una merma del estado de conservación de la fauna marina se ha aprobado la aplicación de un régimen de protección preventiva, que establece la prohibición de usar sistemas activos destinados a la investigación geológica subterránea, tanto por medio de sondas, aire comprimido o explosiones controladas como por medio de perforación subterránea, y también la de cualquier tipo de actividad extractiva de hidrocarburos, salvo aquellas relacionadas con permisos de investigación o explotación en vigor.
Además, el Gobierno de España ha propuesto la inclusión de este mismo corredor en la Lista de Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo (Lista ZEPIM), dentro del marco del Convenio de Barcelona, que, desde 1976, tiene como objetivo proteger y mejorar el entorno marino y costero en este mar a través de planes regionales y nacionales que contribuyan al desarrollo sostenible.
La lista ZEPIM incluye ya 35 lugares, y, si el corredor de cetáceos llegara a ser parte de ella, se convertiría en la segunda zona especialmente protegida más grande, después del Santuario de Pelagos (Francia, Italia, Mónaco). La Secretaría del Convenio de Barcelona «espera con interés», según ha declarado el coordinador del PAM, la inclusión formal del corredor en la Lista ZEPIM durante la XXI reunión ordinaria de las Partes Contratantes en el Convenio de Barcelona, que se celebrará en diciembre de 2019.
La meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es proteger al menos el 10% de las zonas costeras y marinas para 2020, objetivo que España ya ha superado, al estar cerca del 13% de sus aguas marítimas protegidas.
Sin embargo, según ha indicado la ONU, «aún es necesario progresar a nivel regional y mundial, pues, hoy en día, las áreas marinas protegidas representan solo el 8,9% de la superficie total del Mediterráneo y el 5,3% de la superficie oceánica mundial total».
La labor del PAM es crear una hoja de ruta que apoye a los gobiernos mediterráneos para identificar nuevos sitios prioritarios, monitorear la implementación de medidas, realizar evaluaciones sobre su efectividad y generar sinergias con otros sectores de actividad humana relevante, en particular la pesca y el turismo.