En siete días equipos de todo el mundo han buscado soluciones para problemas sociales. La Innovation Week de Suez ha concluido su primera edición con las propuestas para buscar un desarrollo sostenible.
A Iñaki Casals, director de I+D+i en Aguas de Alicante, la semana se le ha hecho corta. Él era uno de los responsables del equipo de ocho personas que en esta provincia ha buscado soluciones de descentralización. Entendida como un concepto amplio, han trabajado tres cuestiones sobre ello: descentralizar la relación con el cliente, las aplicaciones corporativas y el tratamiento de las aguas residuales.
Divididos en grupos por todo el mundo, cuenta Casals que desde Aguas participaban en dos fases, la de ideas y la diseño. Si en la primera fase decidieron enfocarse sobre las tres mencionadas, en la segunda centraron sus esfuerzos en la relación con el cliente.
Con tiempo limitado
Toni Sánchez-Zaplana es uno de los que participó en el grupo alicantino, uno de los cuatro que aportaba España a la Innovation Week. Este ingeniero destaca la presión para resolver todo en un periodo de tiempo limitado y pasarlo a equipos que se encuentran en un diferente huso horario. «Había equipos por todo el mundo: los primeros eran los de Asia y los últimos los americanos. Decidimos participar en dos fases y luego le cedías el testigo a un equipo de otra parte del mundo».
El informático José Luis Martínez explica como en este Hackaton de la Innovation Week optaron al tratar el reto de la descentralización de servicios de huir de la globalización. «Una de las propuestas que pasamos se basaba en cómo montar un punto de información al ciudadano itinerante», indica.
¿En qué consistió su propuesta? Plantearon lo que han bautizado como un office truck, una furgoneta capaz de atraer al público con sus propuestas. Esta se podría mover por puntos estratégicos de la ciudad y en ella los clientes tramitarían los mismos asuntos que en una oficina de atención al público. Una opción sería que esta oficina móvil tuviera horario marcado con antelación para pasar por determinadas zonas. Otra de las posibilidades sugeridas es organizar en ella catas de aguas y así promocionar sus valores.
Este último concepto, señala Casals, fue otra de las aportaciones. «Formar a todos los trabajadores de Suez para que fueran asesores, dentro de sus límites, de sus vecinos y amigos». Con esta reforzarían la faceta comunicadora del personal de forma que pudieran resolver dudas y aconsejar a los consumidores.
Un equipo heterogéneo
El perfil variado de los participantes ha influido al aportar soluciones imaginativas. Casals explica que había gente con perfil técnico y otros que no. Y también contribuía a esa heterogeneidad que si bien algunas personas eran veteranas con experiencia en la casa, otras eran de reciente incorporación. Todo ello influyó para que la experiencia haya sido muy divertida, subraya.
Como en toda carrera de programación contra el tiempo, los equipos se quedan con ganas de profundizar más. Martínez recuerda que la solución que propusieran se entregaba al equipo que entrara en la fase horaria siguiente. Si ellos abrían empezando primero de 9 a 12 y luego hasta las 14 horas, los receptores entraban mucho más tarde respecto al horario español.
Sánchez-Zaplana valora el riesgo de montar una competición de este tipo a escala global. Antes las jornadas eran presenciales, centradas en tres días con exposiciones y conferencias. Ahora la transformación digital permite hacer una semana de innovación por todo el mundo. Así se mantienen actos centrales pero se fomentan un montón de actos locales con conferencias y más concursos.
Casals concluye con la importancia de lograr un mayor cara en la atención al cliente. Ya sea desde una opción tecnológica como una aplicación móvil con inteligencia artificial para resolver dudas o una furgoneta por los barrios. «Lo importante es resolverlo de forma muy personal».