La Biofactoría Sur de Granada, gestionada por Emasagra, —la empresa municipal de abastecimiento y saneamiento y participada por el Ayuntamiento Granada e Hidralia (grupo Suez)—, se ha convertido en un referente en Europea de la economía circular en el sector. Es un ejemplo de cómo pasar de ser meros gestores del agua a convertirse en socios estratégicos en la promoción del desarrollo sostenible, cambiando el viejo paradigma de las plantas de tratamiento en beneficio del medio ambiente y de las personas.
Esta instalación andaluza se marcó como objetivo transformar el modelo tradicional de Estación Depuradora de Aguas Residuales en una biofactoría, basándose en los principios de economía circular y en búsqueda de la autosuficiencia energética, el residuo cero y la reutilización del 100% del agua tratada. Su hoja de ruta para 2020 es ‘Cero energía, residuo cero’. Un ambicioso reto que, tras años de gestión sostenible, inteligente y eficiente, se está logrando.
Los resultados así lo indican. El pasado mes de abril, la Biofactoría Sur alcanzó una cifra histórica: el 122% de autoabastecimiento enérgico, el pico más elevado hasta el momento. Se ha pasado de un autoabastecimiento en 2010 de cerca de un 30% al 82,6% en 2017 y este año, incluso, se ha superado el 100%. Además, entre sus actuaciones comprometidas con el medio ambiente, se ha instalado una electrolinera alimentada por la energía generada en la propia planta para el suministro de su flota de vehículos eléctricos, y como proyectos de futuro está prevista la construcción de un parque solar fotovoltaico para el autoabastecimiento energético de sus instalaciones.
Residuo cero
Actualmente, de los 18,04 millones de m3 de agua tratados en la instalación cada año, el 100% es reutilizada y destinada al riego agrícola mediante un sistema de acequias que aportan riego a miles de hectáreas de zonas verdes o arboladas. De esta manera, se contribuye a la creación de nuevos espacios verdes y se ayuda a reducir la huella de carbono.
Los lodos son transformados en abono. En concreto, el año pasado produjeron 19.369 toneladas de fango, y el 100% fue usado para aplicación agrícola, con un 12,52% para compost y casi el 88% de aplicación directa.
Respecto a las arenas, se enviaron 307,62 toneladas (el 100%) para el uso como materia prima en compost vegetal, al igual que las 24,94 toneladas de grasas generadas (otro de los residuos que suponían un problema) se destinaron a compostaje, lográndose también el 100 de valorización.
Todos estos resultados han convertido a la biofactoría de Emasagra en foco de atención y de referencia, recibiendo cada año a dos mil visitantes interesados en el proyecto. Entre ellos, representantes de diferentes países como la administración de Montenegro; expertos del Gobierno Iraquí; del Gobierno provincial de Gyeonggi en la República de Corea del Sur; del Comité Internacional de Energía del Grupo Suez y una delegación coreana de la ciudad de Bucheon.
Cabe recordar que su modelo de gestión ha sido publicado en la European Circular Economy Stakeholder Platform, siendo reconocido como buena práctica por esta plataforma formada por agentes europeos en economía circular. En el ámbito nacional, ha sido distinguido dentro de la iniciativa ‘Vida Sostenible en Ciudades’, puesta en marcha por Forética con el objetivo de dar a conocer las mejores prácticas en materia de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) vinculadas a la sostenibilidad urbana y desde las perspectivas ambiental y social.