¿Cómo diagnosticar cuántos metros de tuberías de distribución de agua, que se ocultan en el subsuelo, están envejecidas para evitar un grave impacto al medio ambiente? Son miles y miles de kilómetros de tubos que recorren España y con un presupuesto ajustado para unas obras invisibles. ¿Por dónde empezar la sustitución? Gestores de agua urbanos como Aguas de Alicante están a la vanguardia en tecnologías para ‘chequear’ y ayudar a la renovación de redes. Estas pronostican cómo estarán en el futuro y evalúan el impacto social, medioambiental y en servicio ante un posible fallo.
Un diagnostico necesario y urgente teniendo en cuenta que una tubería de agua, en el mejor de los casos, tiene una ‘vida útil’ de cien años. Son unas estimaciones porque influyen factores externos como el tráfico, las filtraciones de lluvias o las obras de edificaciones. Pasado este tiempo habría que cambiar, en promedio, al menos un 1% de la red todos los años.
“Si no renovamos un mínimo para que el estado de la red se mantenga, el problema adquirirá unas dimensiones que no podremos ignorar. Tendremos por delante unas inversiones, impactos y molestias a la sociedad descomunales”, afirma Ignacio Casals del Busto. El responsable de I+D+i de Aguas de Alicante apunta que falta conciencia sobre este tema.
Para situarnos en su dimensión, el experto pone el caso de Alicante. Una ciudad de tamaño medio donde están enterrados más de mil kilómetros de tuberías de distribución de agua y más de seiscientos de conducciones en el caso del alcantarillado. Simplificando, un 1% significaría cambiar diez kilómetros de tuberías cada año. Es decir, diez kilómetros de zanjas en las aceras y molestias para el ciudadano. Cifra que se eleva a dieciséis kilómetros si se suma el porcentaje para el alcantarillado.
Porcentaje de renovación
Según Casals, a fecha de hoy las tuberías en España ya tienen una antigüedad. El porcentaje de renovación que se declara en el país es del 0,9% pero hay un sesgo en esta encuesta y se estima que podría estar por debajo del 0,5 anual. Por lo cual se espera que aguanten más de doscientos años. Teniendo en cuenta los crecimientos urbanísticos importantes que se han registrado, “en un tiempo tendremos una bolsa de redes envejecida especialmente grande; hay otras que están más cercanas a su fecha de caducidad”. ¿Cuáles serían sus consecuencias?
En el caso del agua potable está ligado a un incremento del agua no registrada y de las fugas. Lo que supone una pérdida de recursos hídricos en un momento de cambio climático que hace necesario ser más eficientes. En el alcantarillado, vertidos, contaminación del subsuelo…“Hay un impacto medioambiental muy claro y creciente”, advierte el responsable de I+D+i. Este matiza que al tratarse de unas infraestructuras que están enterradas y, por tanto, ser invisibles, el presupuesto “siempre es ajustado, por lo que tenemos invertir en los mejores lugares posibles. Es decir, en los exactos. Y para ello contamos con la ayuda de herramientas que nos permiten diagnosticar”.
Aguas de Alicante desarrolló hace una década el primer sistema de Ayuda a la Decisión en Renovación de Redes (Metresa). Este consiguió resolver por primera vez el dilema de la priorización en la renovación del alcantarillado, estudiando el envejecimiento de la tuberías a través de los datos obtenidos en las inspecciones del saneamiento y de las características de la red.
Punteros en ‘diagnóstico’
Así, el sistema incluye en sus cálculos factores externos que pueden acelerar el deterioro (impacto del tráfico o raíces de arbolado próximo), cuantifica si la capacidad de las conducciones es la adecuada priorizando las sustituciones y, además, determina qué tecnología es la más óptima en cada tramo en términos económicos y de eficiencia. Para la renovación de redes de agua potable nació Metrawa, que es similar en cuanto a su concepto.
Casals compara el diagnóstico que realizan con un chequeo médico: “Estudiamos el historial de cada tubería en cuanto a fugas y reparaciones, analizamos cada clase de tubo en función de sus condicionantes, por ejemplo cuál sería su vida útil si está sometida a cargas de tráfico o a otro impacto. Al igual que el médico pregunta al paciente por los antecedentes familiares, nosotros también vemos si esa tubería por su material y su antigüedad será hermana o pariente de un montón de tuberías en la ciudad y extraemos muestras para analizar su estado. En el caso del alcantarillado realizamos inspección con cámaras de televisión”.
Punteros en innovación, actualmente están probando un nuevo sistema de diagnóstico en las tuberías de agua potable. Denominado Impulse, de la empresa canadiense Echologics, se ha experimentado en otros países pero no tienen constancia de que se haya hecho en España. Según el investigador, “tenemos que ver el resultado que da en nuestras redes pero es nueva tecnología que nos permitiría hacer una nueva prueba diagnóstica poco invasiva porque evita abrir zanjas, si todo sale bien será un avance significativo”. Y es que, tal y como destaca, todos estos sistemas se encuadran en el concepto de sostenibilidad. De lo contrario, “estaremos hipotecando nuestro futuro; con las infraestructuras enterradas cuando dan la cara ya es demasiado tarde”.