El Instituto de Ecología Litoral, ubicado en El Campello, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, ha iniciado un proyecto para la “Conservación de hábitats y especies prioritarias en la Red Natura 2000 (en la región levantino-balear) en el marco de actuaciones de defensa costera”. El objetivo es elaborar guías y protocolos para saber cómo y dónde proceder cuando se acometen actuaciones de emergencia en estos espacios debido a sucesos erosivos en las costas —que repercuten en el turismo— y hasta cuándo debe ser objeto de seguimiento.
Según Juan Guillén, jefe de Investigación del Área Marina del instituto, “nos dimos cuenta de que era un proyecto bastante necesario porque hoy en día casi todas las playas y calas de interés turístico están metidas también en figuras de protección pero hay un solapamiento de intereses: los ayuntamientos que quieren mantener sus playas y una imagen turística atractiva —además de otros tipo de intereses como los urbanísticos— y, al mismo tiempo, está toda la normativa de protección de especies prioritarias de hábitat que hay que conjugarla”.
El investigador explica que cuando se producen temporales, que cada vez son más frecuentes, se rompen los paseos marítimos o se llevan la arena de las playas. “Los ayuntamientos presionan para que se declaren obras de emergencia pero al ser aprobadas por orden ministerial se saltan el procedimiento de impacto ambiental. Ellos actúan deprisa y corriendo, aunque de buena fe intentando no afectar, pero a veces sin un claro procedimiento de qué es lo que se tiene que estudiar, cómo o durante cuánto tiempo. Es lo que falta en la actualidad”.
Obras recurrentes
El proyecto permitirá elaborar guías y protocolos para estas actuaciones que ayuden a conocer qué, cómo, dónde y hasta cuándo debe ser objetivo de seguimiento en la Red Natura 2000. Se analizará la información de los principales hábitats y especies de interés en las potenciales zonas de actuación, las obras que se suelen producir y si son recurrentes. “En muchas de ellas ha habido actuaciones y periódicas. Si se hacen estos protocolos o código de buenas prácticas la administración los puede utilizar para cuando se contraten las obras a empresas”.
El investigador señala que con estas guías “queremos poner un poquito de orden y armonizar los estudios: cómo se tienen que hacer, durante cuánto tiempo debe durar ese seguimiento, la metodología, qué parámetros deben controlarse y también que esa información sea compartida”.
El proyecto, de un año de duración, ha comenzado este mes con las primeras visitas a administraciones, agentes implicados para recopilar información y entrevistas con personal de las jefaturas de Costas, servicios de Costas y de Medio Ambiente porque “todos tienen sus experiencias y es bueno conocerlas para poder llegar a la mejor solución posible”. También se hará un trabajo de campo de alguna actuación que esté en marcha “para ver qué se está haciendo” en coordinación con la Jefatura de Costas.