La concienciación del tejido productivo está llevando a la creación de empresas que cuentan con el ideario de la economía circular y el respeto al medioambiente en su propio ADN. Uno de esos ejemplos es CM Plastik, fabricantes de mobiliario urbano que cuentan con dos años de trayectoria. Y en ese relativamente corto periodo ya ha conseguido reciclar aproximadamente ciento treinta toneladas de residuos plásticos. Así les otorgan no una nueva vida, sino casi infinitas, a través de la mezcla con otras fibras naturales.
Trabajan con los propios deshechos plásticos de los clientes que les contratan. Ya sean administraciones locales o empresas del sector de la industria que desean convertir en materia prima lo que hasta ahora consideraban basura. “Nuestros clientes nos aportan los residuos de sus procesos de fabricación, o de los polígonos colindantes si son empresas productivas. Pero en el caso de los ayuntamientos, utilizamos los elementos sobrantes de su actual mobiliario urbano. E incluso los residuos reciclados por los ciudadanos y que son recogidos por los consorcios de basuras”, explica Carlos Martínez, fundador de CM Plastik.
“Después, esos plásticos los mezclamos con cáscaras de almendra y otras fibras vegetales como la paja de arroz, obtenidos como desechos del sector agrario. Y creamos un nuevo material muy resistente con el que podemos fabricar nuevas piezas, como el carril bici que acabamos de instalar en Valencia”, detalla. Elementos reciclados que también pueden ser reciclables posteriormente gracias a su fórmula. Este modelo está siendo bien considerado por cada vez más público. Gracias a él, han pasado a facturar hasta seiscientos mil euros este año, doscientos mil más que el anterior.
De consultora a fabricante
Sin embargo, los comienzos no fueron fáciles. Carlos comenta que inició el proyecto como una consultora con la que aconsejar a sus clientes qué hacer con los residuos que generaban. Algo que no convenció mucho al público y que le obligó a incorporar a su negocio la propia fabricación de esos productos reciclados y reciclables. A partir de ahí comenzaron a generar más interés entre sus potenciales clientes. Estos encuentran un considerable ahorro en los costes de sus compras al aportar ellos la materia prima. Y, al tiempo, impulsan su responsabilidad social corporativa respetando el medio ambiente.
Y es que la concienciación es precisamente una de las cosas que más preocupa a CM Plastik y a su fundador Carlos Martínez. Es por eso que, además de gestionar el negocio, promueven actividades para la sensibilización de la ciudadanía en esta materia. Imparten charlas y talleres con pequeños y mayores a través de las instituciones. Explican su proyecto y les hacen ver la importancia del reciclaje para vivir en un entorno mejor y más saludable. “Es necesario que todos reduzcamos nuestra huella de carbono”, explica el CEO de la empresa. Su empeño por lograrlo les ha llevado además a seguir investigando a través de proyectos europeos.
CM Plastik participa en el proyecto Future, financiado por el programa Life+ de la Unión Europea. Este se desarrolla para facilitar a las administraciones la selección de mobiliario urbano más respetuoso con el medioambiente. Está coordinado por el Instituto Tecnológico del Plástico AIMPLAS y en él participa el Ayuntamiento de Valencia junto con el de Koprivnika (Kracovia). Ambos son socios europeos de la Asociación de Ciudades y Regiones para el Reciclado y la Gestión Sostenible de los Recursos (ACR+), con sede en Bélgica.
Una plataforma para buscar la compra sostenible
Entre todas estas entidades están creando una herramienta que se llama Guf Tool. Esta plataforma permitirá a las administraciones públicas seleccionar los productos medioambientalmente más sostenibles a la hora de ejecutar sus compras. Un proceso que comienza incluso en la licitación, generando requisitos ambientales que deben incluir en sus pliegos, y que va hasta la evaluación ambiental comparativa para conseguir que la compra final sea verde.
Este es solo uno de esos proyectos en los que participan. Están tratando de recuperar todo el plástico de los coches que se trasladan al cementerio de vehículos, antes de que sean prensados y derretidos. Una iniciativa del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (Fundación CIRCE), que está llevando a cabo líneas de investigación para mejorar la fase de reciclaje del coche al final de su vida útil. “Hemos sido seleccionados junto a nueve empresas más que también se habían presentado, de las cuales había tres empresas españolas”, detalla.
Animar al uso de compostadoras
Les gusta cerrar el círculo de esa economía circular y no cejan en el empeño. De hecho, uno de los proyectos más completos en ese sentido ha sido la creación de dos mil ochocientas compostadoras fabricadas con veintinueve toneladas de plásticos reciclados aportadas por el Consorcio de Basuras Valencia Interior. “Generamos el compostador con elementos reciclados. Y, además, promovemos que la ciudadanía haga su propio compost para sus tareas particulares de jardinería. Así que todo se reaprovecha”, explica.
Están en contra de todo el plástico que no sea reciclado y harán lo posible por reutilizar. “En estos momentos podríamos hacer hasta treinta kilómetros de pasarelas de playa con plásticos reciclados”, afirma Carlos Martínez. Está seguro de que este movimiento concienciado y concienciador acabará por conquistar al consumidor. “Ahora la gente es mucho más receptiva, tanto los particulares como las empresas e instituciones”, comenta. Y es que la sociedad sabe que hay un problema que hay que solucionar. “Si nosotros hubiéramos salido al mercado dos años antes, habríamos muerto, pero ahora es un buen momento”, sentencia.