Como decíamos en el artículo anterior al hablar sobre la responsabilidad social de los empresarios, estos deben ejercer el nuevo liderazgo basado en valores como la solidaridad y su puesta en práctica a través de proyectos sociales en beneficio de los otros grupos de interés –stakeholders- y, en especial, de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Pero, ¿en qué consiste ese liderazgo? Es lo que veremos a continuación, aunque sea a vuelo de pájaro.
Visión de largo plazo:
Los empresarios tienen que ser auténticos líderes, con visión de largo plazo, para garantizar la sostenibilidad de sus compañías y del entorno en que se encuentran, según enseñan los principios básicos de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
Líderes del cambio:
Un liderazgo volcado a la solución de problemas sociales y, mejor aún, hacia un verdadero cambio social, económico y hasta político, para la construcción, con su participación decidida, de una nueva sociedad, más justa e incluyente, menos excluyente y desigual, en nombre de la dignidad de la persona, de todos los seres humanos, sin excepción.
Buenos ciudadanos:
Que los empresarios, en fin, sean buenos ciudadanos, ciudadanos corporativos (recordemos que la ciudadanía corporativa suele ser sinónimo de la RSC).
Que cumplan la ley, no que la violen a través de prácticas irregulares, como el soborno o la evasión tributaria.
Y que en ejercicio de su responsabilidad social vayan más allá de la ley, actuando por razones fundamentalmente éticas. No hacer solo, entonces, lo que la ley permite sino lo que nuestra conciencia moral nos ordena, como es el caso de la justicia social o actuar siempre en defensa del bien común.
Función social y derechos laborales:
Deben ser conscientes, en primer término, de que el derecho a la propiedad no es absoluto, pues la propiedad ha de cumplir con su función social, contemplada en normas constitucionales y legales.
No deben ser, ni mucho menos, explotadores del trabajador, en cabal respeto de los derechos laborales, y hacen mal en presumir de su riqueza o poder, como lo ha denunciado el pensador Hans Küng, gran promotor de la ética global.
Responsabilidad con los empleados:
Conviene señalar, por último, que es responsabilidad del empresario hacer extensiva la RSC a todos los empleados de la compañía. Ojalá por medio de una adecuada estrategia corporativa que vincule a departamentos claves como recursos humanos, relaciones públicas y comunicaciones, o áreas especializadas en el manejo del tema. Sin dejar por fuera a ninguna sección o persona.
Al fin y al cabo la RSE debe ser transversal para que todas las acciones de la empresa sean socialmente responsables.