El modelo de compostaje comunitario se está extendiendo en España. Los beneficios ambientales, económicos y sociales que reporta este tratamiento centralizado de los residuos orgánicos (biorresiduos) están llevando a municipios pequeños a desarrollar experiencias de servicios comunitarios que requieren de la implicación y participación directa de los ciudadanos, y que les pueden ayudar a cumplir con la legislación. Y es que los plazos marcados por el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR) nos apremian.
El PEMAR establece que para el año 2020 al menos el 50% del conjunto de los residuos domésticos debe destinarse a la preparación para la reutilización y el reciclado. Además, respecto a los biorresiduos, las entidades locales también están obligadas a implantar su recogida selectiva para destinarlos a tratamiento específico. La previsión para los municipios de más de cinco mil habitantes es que esté implantado antes del 31 de diciembre de 2020 y los de menos de cinco mil habitantes, antes del 31 de diciembre de 2023. ¿Son estos servicios comunitarios una buena herramienta?
El programa piloto
Alicante es una de las provincias españolas que está apostando por este modelo en línea con la economía circular. La Diputación Provincial de Alicante, a través del Área de Medio Ambiente, Energía y Residuos, inició en octubre de 2017 una experiencia piloto en una de sus instalaciones, el Hogar Provincial. En ella está llevando a cabo el compostaje de los biorresiduos generados en la cocina del centro. Y así obtienen de manera regular un compost de calidad que es utilizado como fertilizante.
Ante sus buenos resultados, la institución provincial sacó una convocatoria de ayudas para la construcción de centros de compostaje comunitario a la que se sumaron diez municipios. “Por experiencia, los rendimientos del compostaje comunitario son fantásticos. Ya que de cien kilogramos de residuos orgánicos depositados se consiguen aproximadamente veinticinco de compost con unas pérdidas de proceso del 65% (evaporación de agua y degradación de la materia orgánica). El 10% restante es estructurante que, por tamaño, recirculamos en un nuevo lote. Hay que pensar que un 80% de la materia orgánica es agua, y esta se evapora durante el compostaje, donde se alcanzan temperaturas de hasta 70ºC que higienizan el compost, eliminando patógenos y semillas”, explica Jorge Blanco, técnico superior especialista en Residuos de la Diputación.
Instalaciones para los vecinos
El compostaje comunitario se ha convertido, por tanto, en una alternativa muy favorable para cumplir con los objetivos legislativos al permitir tratar los residuos orgánicos que generan varias familias. La materia orgánica representa, según el PEMAR, el 42% de los residuos que son competencia municipal. Y si se habla de la bolsa todo uno supone el 47% de la fracción resto. Por eso es necesario realizar frecuencias de recogida altas para evitar posibles molestias por olores.
¿Qué beneficios aporta este modelo? En primer lugar se reduce la cantidad de residuos que se gestionan en las plantas de tratamiento, lo que supone un ahorro económico. Al disminuir la frecuencia en la recogida del contenedor también hay menos camiones circulando por las carreteras. Y, por tanto, baja el consumo de combustibles y emisiones. Además, de forma paralela, se aumenta la cantidad y se mejora la calidad en la recogida selectiva de envases, papel y cartón y vidrio. Lo que se traduce en un mayor ingreso para los ayuntamientos. Finalmente, es útil como campaña de concienciación.
En marcha en diez municipios
Agres es uno de los diez municipios alicantinos que ya lo ha puesto en marcha. Y en breve se espera que se vayan sumando las nueve poblaciones restantes. Cada centro de compostaje permite tratar los residuos orgánicos de ciento veinte personas (unas treinta familias). Y la capacidad de las instalaciones es de unas catorce toneladas al año, de las que aproximadamente un 25% se convertirán en compost de buena calidad.
Ahora bien, para que estos servicios tengan éxito se necesita la implicación absoluta de las corporaciones locales y de los vecinos, que han de realizar una correcta separación de los residuos orgánicos. Por ello, técnicos de la institución provincial organizan previamente jornadas y charlas informativas para resolver problemas y dudas. También se entregan contenedores marrones para que los ciudadanos separen los residuos orgánicos (peladuras y restos de frutas, verduras, cereales, pan, arroz, pasta, carne, pescado etc…). Posteriormente, los depositan en el centro de compostaje comunitario, donde se mezclan con el estructurante o material marrón (restos de poda de parques y jardines, hojas secas, pequeñas ramas…). Un responsable es el encargado de supervisar su funcionamiento para que el proceso de compostaje se haga correctamente cumpliendo con el principio de economía circular.