Un equipo del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, uno de los centros de investigación del Departamento de Energía de Estados Unidos, ha hecho pública la creación de un plástico reciclable que puede ser «desmontado» a nivel molecular. Este puede ser reconstruido en cualquier otra forma, textura y color sin que pierda propiedades ni calidad.
Tal y como explican en un artículo publicado en la revista Nature Chemistry y en un comunicado de prensa en la página web del laboratorio, la polidiketoenamina, o PDK, podría ser una alternativa viable a los plásticos no reciclables que se utilizan actualmente. Y también a muchos plásticos que, en el proceso de reciclaje, pierden propiedades físicas o estéticas. Su capacidad de ser reciclado indefinidamente, además, podría suponer una revolución sin precedentes en la transición hacia la economía circular.
Los aditivos que se añaden habitualmente a los plásticos más utilizados, tales como tintes o protectores contra el fuego, hacen que no se reciclen totalmente. Incluso del PET —polietileno tereftalato—, el plástico reciclable más eficiente que se ha usado hasta ahora. De este solo se puede reutilizar entre un 20 y un 30%. El resto del PET se incinera o tira en vertederos, donde tarda siglos en descomponerse. Con respecto a la mayoría de los otros plásticos, ni siquiera fueron ideados para poder ser reciclados. Y es por ello que el descubrimiento de esta forma de «reciclaje molecular» es tan importante.
Por qué es complicado el reciclaje de polímeros
Los plásticos están formados de grandes moléculas llamadas polímeros, compuestas de moléculas más simples basadas en el carbono, llamadas monómeros. Los productos químicos que se añaden para darles otras propiedades —dureza, flexibilidad…— se adhieren a estos monómeros y siguen formando parte incluso después del reciclaje. En el momento en que se trituran los plásticos para darles un nuevo uso, sus colores y propiedades se mezclan. Y resulta complicado saber cuál será el plástico resultante del proceso.
Este ha sido, precisamente, el mayor problema para la circularización del plástico. Es decir, la recuperación de estos monómeros durante tanto tiempo como se pueda para crear materiales iguales que el original o, incluso, otros de más calidad. A pesar de los grandes esfuerzos que se han hecho, tanto a nivel tecnológico como político, el impacto de los plásticos en el medio natural se ha convertido en uno de los problemas más grandes para los ecosistemas de todo el planeta, especialmente los acuáticos.
Las ventajas del PDK
Con el PDK, sin embargo, esto podría dejar de ser un problema. Los enlaces de los plásticos convencionales se sustituyen por otros que permiten un reciclaje mucho más eficiente. Así, los liberan de los aditivos mediante la inmersión en ácido. Los enlaces entre los monómeros se rompen y los productos añadidos se separan, permitiendo recuperarlos.
Gracias al PDK, pues, el futuro de los plásticos podría cambiar completamente. Sus propiedades permitirían que se utilice para fabricar una gran cantidad de objetos diferentes. Sustituiría muchos que actualmente no se pueden reciclar por otros que se utilizarían durante un periodo de tiempo virtualmente infinito. El único obstáculo, afirman los científicos responsables del descubrimiento, es que se necesitaría una gran reforma de las infraestructuras de reciclaje actuales. Y así adaptarlas a un nuevo paradigma que evitaría millones de toneladas de plástico en vertederos o en el mar. Una que además crearía una nueva industria basada en la economía circular y la sostenibilidad. Una que podría suponer un paso de gigante en el esfuerzo de la Humanidad en convertir su existencia en mucho menos peligrosa para el resto de seres vivos del planeta. Aleix Salvans. Món Planeta