Fridays for future, el 15M climático, sigue creciendo y en la ciudad de Alicante ya cuenta con una estructura organizativa. Compuesta por unas 25 personas, tratan de coordinarse con otras agrupaciones locales de la provincia. A la capital le siguen Villena, Xàbia, Elda o Petrer, entre otras muchas poblaciones. En ellas ya han llevado a cabo sus concentraciones y trabajarán por unirse en futuras acciones conjuntas. El clamor social por una reacción urgente al cambio climático se hace cada vez mayor. A él se están sumando centenares los jóvenes que desean participar en cada convocatoria. Por ahora, estas son quincenales pero próximamente serán semanales. Además, añadirán a sus marchas otras acciones complementarias participando en eventos y organizando conferencias.
Prometen no desistir y que su voz sea escuchada. Así lo explica Jordi Richart, uno de los jóvenes que participa en la estructura local de Alicante. “Estamos organizados a nivel autonómico, aunque estamos muy repartidos en la provincia y cuesta un poco coordinarse a nivel provincial, pero lo haremos”, explica. En su apoyo están entidades como Greenpeace o World Wildlife Fund for Nature (WWF). Con todo, son conscientes de necesitar una estructura territorial con la que no dar tregua y conseguir que se aplique aquello que están reclamando. Así que ese es su reto para el próximo curso. Etapa que iniciarán después del verano ya que muchos de ellos son estudiantes que solo residen en Alicante mientras van a clase y ahora tienen que marchar de vuelta a sus ciudades. “Otros tantos aprovecharán el verano para realizar tareas de voluntariado”, comenta Richart.
«Un mensaje de emergencia para todos»
Sin embargo, tras esa breve pausa, prometen volver todavía más fuerte en septiembre y para ello han puesto el foco en la planificación de la contrata de basuras del Ayuntamiento de Alicante, con el objetivo de comprobar su efectividad. “Con los partidos políticos no nos relacionamos orgánicamente porque, aunque nuestro mensaje sí es político, nosotros somos totalmente apartidistas y no queremos beneficiar a nadie ni perjudicar a nadie, sino transmitir un mensaje de emergencia que va para todos”, explica Richart. “Y el mensaje es sencillo”, afirma. “La política ambiental debe ser una prioridad y hay que actuar de forma inmediata a nivel local para poder obtener resultados a nivel global”, sentencia. Una urgencia que parece no ser tal para quienes gestionan las instituciones, responsables de aplicar esas medidas que podrían paliar el cambio climático.
“Creo que es todo una cuestión de educación y de dinero”, afirma Richart. “España es un país en el que la educación ambiental está todavía por desarrollar. Y, aunque existen organizaciones que tratan de concienciar sobre ello, la población no es conocedora de la situación actual y del funcionamiento de la economía”, comenta. Una situación que quizá sea generacional y que parece que podría revertirse. Así lo muestra la implicación de los más jóvenes en movimientos como Fridays for future o Juventud por el clima. “Además, a la industria no le interesa renovarse porque romper con este modelo requiere grandes inversiones que no quieren afrontar”, añade. Una cuestión económica de cortas miras y cortoplacista. Ya que esa transición ecológica del modelo económico podría producir enormes nichos de mercado con nuevos productos y nuevos públicos.
De la economía lineal a la circular
“Hemos llegado a tal nivel de privilegio que cualquier sacrificio nos molesta y preferimos obviarlo”, afirma Richart. “Lo principal es cambiar nuestra economía lineal, en la que sobreproducimos y desechamos sin control, por una economía circular donde se reduzcan las producciones y los residuos, reutilicemos y por último reciclemos”, explica. Una teoría que ya aplican muchas empresas e instituciones pequeñas, que han encendido la mecha a nivel local. Pero que debería involucrar también a las grandes industrias, que son las más contaminantes. “La industria cárnica es altamente contaminante porque, por ejemplo, para producir un kilogramo de carne, necesita consumir quince mil litros de agua, sin hablar del transporte de esa mercancía”, comenta.
“Sentimos el apoyo de la comunidad científica y de numerosos expertos que apoyan nuestras reclamaciones”, cuenta. “La ola verde está empezando a hacerse grande y se está tejiendo una red muy importante en la ciudad”, confirma. Los datos que aporta lo confirmarían. El proyecto que iniciaron dos o tres personas, muy pronto aumentó su equipo hasta la veintena y las marchas que al principio no eran masivas, reunieron repentinamente a un millar de personas en la ciudad. Para que los números sigan creciendo, afirma que seguirán presentes en todo tipo de actos para difundir su mensaje. El último de estos eventos ha sido la conferencia Europa después de las elecciones: ¿Qué es lo próximo?. Organizado por Alicante AEGEE, es una de las asociaciones de estudiantes más importantes de Europa, con hasta trece mil socios. Durante el verano organizarán una nueva marcha y ya septiembre recuperarán el ritmo habitual.