La tradición y el recuerdo de lo que un día fue la industria del cáñamo en la Vega Baja nunca se ha olvidado. Tan es así que localidades como Callosa de Segura celebran anualmente, cada 14 de agosto, un día de fiesta en el que revivir aquello que significó todo un estilo de vida. Una seña de identidad que, además, cuenta con su propia casa-museo. Lugar que se ha constituido en la actualidad como una escuela de trabajos artesanales del cáñamo desde donde se trata de revivir o resucitar esos oficios.
Antonio Cascales Gómez, SL es una de esas empresas que, pese a las dificultades, ha mantenido la tradición de elaborar sus productos con cáñamo, como antaño. Desde 1925 vienen fabricando en el municipio de Redován la cordelería e hilo para el sector de la pesca, la náutica y la seguridad. Materiales que venden a muchas ciudades de España y que exportan fuera. También utilizan fibra sintética ya que el cáñamo supone el 25% de su producción. Una metodología que han querido mantener en el tiempo solo por nostalgia.
Sin embargo, ahora el público está interesado en rescatarlo. “La gente pide productos fabricados a base cáñamo para cumplir con las normativas internacionales”, explica Antonio Cascales Salinas, actual director de una compañía que ya va por su tercera generación, después de su padre y su abuelo. “Es por eso que muchas personas quieren cultivar cáñamo y lanzarse a producir, pero antes de eso hay que ver qué canalización se le puede dar al producto”, explica.
Las reglamentaciones
“Todavía no hay una normativa clara a nivel europeo sobre el mundo de la pesca, porque sí hay iniciativas, pero no hay nada concreto”, comenta sobre la ambigüedad legislativa en torno a esta industria. “En países como Chile hay una concienciación muy clara y no se puede ni enviar la mercancía plastificada porque no la quieren; no quieren nada plástico”, explica Cascales. Cuestiones que todavía debe matizar Europa mucho más para seguir el camino de la sostenibilidad.
Cuando los palangres de pesca llegan a enrocar, los kilómetros de hilo de nilon se dejan perder en el mar, y lo mismo sucede con las redes de arrastre, creando muchos problemas en los ecosistemas de mares y océanos. “Hay caladeros donde ya no dejan pescar con esos materiales y por eso me están pidiendo hilos de cáñamo, porque son biodegradables y en cuestión de un mes se deshacen e incluso se convierten en alimento para los peces”, explica. Una técnica que ya están probando también en la cría de moluscos. También podría aplicarse en la agricultura ya que sus residuos se podrían mezclar de nuevo con la tierra.
Reindustrialización
“La gente se quiere adelantar y quiere sustituir el plástico, pero están dando muchas vueltas porque no hay normativas que digan el camino exacto que hay que seguir”, asegura. España contaba con una industrialización que ya no existe. Toda la maquinaria que había se ha desmantelado y recuperarlo requeriría nuevas inversiones.
Algo que no ha sucedido en otros países como Francia o Alemania donde han seguido usándola con otros cultivos como el lino. “Hay que abrir el abanico de posibilidades que tiene el cáñamo y mecanizarlo todo de nuevo, porque ahora mismo no hay maquinaria para meter en el proceso productivo todas las fibras de cáñamo que se necesitaría para hacer las redes y cuerdas que se están fabricando con plástico”, explica.
Un nicho de mercado
Un plan legislativo de transición para sustituir el plástico por cáñamo en los distintos ámbitos de la industria es la clave. “Hay un resurgimiento del cultivo de cáñamo y por eso han aterrizado en España distintas multinacionales que quieren comprar las patentes o permisos que ha ido dando en ministerio de Sanidad para los cultivos del cáñamo legal”, afirma también Roque Francisco Albert Lucas, responsable de la escuela de trabajos artesanales del cáñamo en Callosa de Segura. En territorio europeo hay países que ya han ajustado sus normativas para facilitarlo. “La planta es aprovechable al 100% porque no solo se utilizan sus fibras vegetales, sino también su esencia, que contiene sustancias como el cannabinol, muy empleado en farmacología y cosmética”, detalla Albert.
Mejor producción agrícola
Pero sus posibilidades son infinitas. “En Inglaterra o Alemania se utiliza para la creación de bioplásticos con los que se elaboran muchas piezas de los coches”, comenta. Pero no es solamente lo que se ve lo que puede ser útil, sino también aquello que está enterrado.
“En algunas regiones de Italia donde están teniendo problemas de intoxicación de la tierra están empleando las plantaciones de cáñamo para la regeneración del suelo ya que absorben los metales pesados y purifican la tierra”, explica Albert. “Por eso aquí se decía que, entre cultivo y cultivo, se plantara cáñamo en época de barbecho, porque después las recolectas eran mucho más productivas y sus frutos de mejor calidad”, añade.
Purifica el aire
A todos esos factores positivos se le añade el hecho demostrado de que la planta del cáñamo produce mayor cantidad de oxígeno y absorbe más dióxido de carbono que los árboles, con su consiguiente contribución a la purificación del aire y la descontaminación. Además, tiene una cantidad de celulosa que podría ayudar a la fabricación de papel para evitar la tala indiscriminada, ahondando en ese sentido.
“La demonización que se le hizo nos ha creado un retroceso y es responsabilidad de la sociedad quitar ese estigma, del mismo modo en que lo están haciendo en países como Canadá, Alemania, Portugal o Inglaterra, e incluso en la mitad de los estados que componen los Estados Unidos de América”, afirma Albert.
También para la construcción
Las investigaciones sobre esta planta descubren cada vez una nueva característica que la convierten en otro posible negocio sostenible. “Del cáñamo no se desperdicia nada, de hecho se han creado ladrillos fabricados con cáñamo que son ignífugos y que se están utilizando en el sector de la construcción”, comenta. Un sinfín de propiedades que pueden volver a poner en auge la extinta industria del cáñamo, que parece que ha revivido, y el papel de Callosa de Segura de nuevo como capital.