Aunque la mayoría de Estados miembros estaban a favor, finalmente la Unión Europea no ha establecido una fecha límite para el fin de su contribución a la crisis climática. ¿Los responsables? Un grupo de países del centro y el este del continente. Estos han bloqueado una propuesta que habría marcado en el 2050 el momento en que la UE será neutra en emisiones de carbono. Así, el acuerdo final al que llegaron los líderes comunitarios este jueves ha quedado en una declaración de intenciones para empezar a trabajar en «la transición hacia una UE climáticamente neutral».
Las propuestas anteriores eran mucho más ambiciosas. Estas reflejaban los deseos de la mayoría de Estados de la UE, marcando una hoja de ruta muy clara para alcanzar las cero emisiones. La fecha estricta era 2050, un plan que habría sido celebrado por su gran alcance, más de 500 millones de personas. La versión final, sin embargo, ha sido muy descafeinada. Esta acabó difuminando la fecha límite debido a un pequeño grupo de países temerosos de los efectos de la transición hacia las cero emisiones en sus economías y su empleo.
Polonia, la República Checa, Hungría y Estonia han ejercido su derecho de veto. Con ello han presionado para que la fecha de 2050 apareciera anecdóticamente. Así, el texto final dirá que «la gran mayoría de los Estados miembros» deberían conseguir una reducción de emisiones casi total a mediados de siglo.
Cambios necesarios
Alcanzar el objetivo requeriría que todos los países eliminaran su consumo de combustibles fósiles, el paso a la movilidad eléctrica y, incluso, una modificación de los hábitos alimentarios. Y las emisiones que no se pudieran eliminar se compensarían con medidas de captura de CO2. Estas podrían ser industriales o plantando más árboles para que capturaran el gas y el retiraran de la atmósfera.
El acuerdo final deja claro que cualquier plan debe «preservar la competitividad europea». En particular, que esta sea «justa y socialmente equilibrada». Un cambio debido a las presiones de estos cuatro estados que además incluye el «tener en cuenta las circunstancias nacionales y respetar el derecho de los Estados miembros de decidir su propia energía».
A pesar de este resultado tan tibio, muchos Estados miembros están estableciendo sus objetivos de reducción de emisiones. Más cuando todos firmaron el Acuerdo de París de 2015. A día de hoy, el objetivo de la UE es reducir sus emisiones al menos en un 40% en 2030. Algunos Estados presionan para que se tomen compromisos más ambiciosos, especialmente teniendo en cuenta que el último informe del IPCC de las Naciones Unidas alertaba de que sólo nos queda una década para empezar a reducir seriamente las emisiones de gases de efecto invernadero si queremos evitar un cambio climático de proporciones desastrosas. Món Planeta