El quitosano se presentaba recientemente como una posible solución al hongo que está matando a las plataneras. Un estudio de la Universidad de Alicante lo planteaba como una salida sostenible, económica y efectiva. Proyecto en el que han participado los investigadores Luis Vicente López-Llorca y Federico López-Moya. Aun así, la plaga que está amenazando las plantaciones de plátanos a nivel mundial continúa avanzando. La conocida como «enfermedad de Panamá», el hongo que ha arrasado toda Asia, ha conseguido, a pesar de todos los esfuerzos para impedirlo, llegar al continente americano.
El Instituto Colombiano Agropecuario, la principal autoridad del país en asuntos de agricultura y ganadería, confirmó este mismo jueves los resultados de las pruebas realizadas en el laboratorio han confirmado la presencia del hongo, del género Fusarium, plantaciones de plátanos de la costa caribeña del país. Esta confirmación fue acompañada de una declaración nacional de estado de emergencia por las consecuencias devastadoras que esta enfermedad puede tener para los plátanos. No solo como fuente de alimento, sino también como producto de exportación.
Esta cepa del hongo, que ya exterminó casi por completo la variedad de plátano Gros Michel, la más popular del mundo hasta los años 50, fue detectada en Taiwán a principios de los 90 y se ha ido extendiendo por todo los sudeste asiático. Atravesó Australia, Oriente Medio y el continente africano. Ahora, sin embargo, ha pasado lo que más se temía: su llegada a América del Sur. El centro de la producción mundial de plátanos.
Gran capacidad de propagación
La enfermedad es prácticamente imposible de parar. En gran medida, debido a su gran capacidad de propagación. Además, no se encontró ningún fungicida ni ninguna medida de control que la pueda detener por completo. Hay que recordar que la mayoría de plantaciones comerciales de plátanos cultivan una sola variedad: la Cavendish. Esta consiste en clones de una planta original llegada de las islas Mauricio en el siglo XIX. Si las plantas son virtualmente la misma y el hongo ha matado una, hará lo mismo con todo lo demás.
Los consumidores de todo el mundo también se pueden ver afectados por la caída de la oferta de plátanos y el aumento de los precios. Pero el mayor problema es para los millones de personas en América del Sur, el Caribe, África y Asia. Allí tienen en los plátanos su actividad económica principal y, también, una fuente de alimentos básica.
Una catástrofe económica
En cuanto a los aspectos económicos, cuatro de los cinco principales productores de plátanos son en América Latina y el Ecuador. El principal exportador del mundo, hace frontera con Colombia. Es por eso que se podría producir una catástrofe económica difícil de imaginar. Cuando la primera cepa del hongo eliminó casi todos los plátanos Gros Michel, a mediados del siglo pasado, los Cavendish fueron la variedad que los sustituyó porque era más resistente a pesar de tener menos sabor.
Esta vez no hay variedad sustituta al alcance. Debería resistir la enfermedad y al tiempo tener las características para ocupar el puesto de principal variedad del mundo. La única esperanza del Cavendish es cruzarse con una variedad salvaje de Madagascar que sea resistente a la enfermedad. Pero, debido a la deforestación, solo quedan cinco ejemplares en estado salvaje. Cruzar Cavendish, además, es un trabajo complejo debido a su reproducción asexual. Además, las variedades que soportan la enfermedad tienen formas, colores y sabores que difícilmente aceptarían los consumidores del mundo.
Más de 1.500 variedades
Y aún así, la sustitución es prácticamente la única solución, y se debería hacer con variedades diferentes para evitar que un desastre como este pueda volver a pasar por tercera vez. Actualmente, hay más de 1.500 variedades de plátanos, aunque la inmensa mayoría del cultivo mundial se base solo en una. Con la llegada de la enfermedad de Panamá a Colombia, el fin de los plátanos como los hemos conocido hasta ahora es, desgraciadamente, cuestión de tiempo.
El Món Planeta:
por A.S.