«Si seguimos a este ritmo, necesitaríamos 2,5 planetas para abastecernos en el año 2050», recuerda María José Amores. La responsable de proyectos en Cetaqua lo explica dando por sentado esa realidad. «Se ve que es el camino hacia donde ir porque el mundo será circular o no será», afirma convencida. Ella interviene este martes en la presentación de la primera Guía europea de compra pública innovadora en economía circular que acoge Distrito Digital. Organizado por iambiente.es, en esta jornada Amores se encargará de poner ejemplos de modelos circulares en territorios que ya se están llevando a cabo.
Uno de los más conocidos es el que aplican en el Ayuntamiento de Gavà. Amores explica como en esta ciudad de la provincia de Barcelona lanzaron el proyecto Gavà Circular (2018-2020) de colaboración público-privada con Aigües de Barcelona —la empresa gestora del ciclo urbano del agua en Gavà— y Cetaqua, el Centro Tecnológico del Agua en Barcelona.
En él se prevé implementarn, mediante acciones concretas, tres oportunidades de circularidad identificadas en el municipio tras una fase previa de diagnóstico territorial. Ese anterior proyecto, Economía Circular Gavà (2017), siguiendo el mismo marco de colaboración, aplicó un modelo de economía circular a nivel ciudad. Así, identificaban sinergias entre actores territoriales a través del análisis de los flujos de agua, energía y residuos.
Facilitar la transición energética
Tras los resultados de impacto obtenidos en la primera fase, el Ayuntamiento de Gavà asumía el compromiso de subvencionar en parte su continuación. En concreto, las acciones relacionadas con facilitar la transición energética de las empresas del municipio y con el cierre del círculo de los residuos.
Las tres acciones de implementación se relacionan con cada uno de los tres flujos analizados en la primera fase del proyecto: agua, energía y residuos. La acción relacionada con el agua, busca fomentar el uso de las aguas regeneradas de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) municipal de Gavà-Viladecans. El objetivo es que estas se destinen a usos no potables urbanos, industriales y agrícolas, como uno de los principios de la economía circular en favor de la conservación de los recursos hídricos.
Economía circular como punto de partida para la compra pública de innovación
Cómo aplicarlo
Amores señala los pasos establecidos para su aplicación. Estos incluyen el estudio técnico de los usos, usuarios y el cálculo de la demanda potencial de agua regenerada; una propuesta de infraestructura para abastecer agua regenerada sin riesgo sanitario; el estudio económico y tarifario; y la valoración de los impactos ambientales, económicos y sociales de la implementación de la medida. Esta acción proporciona argumentos en favor de la reutilización del agua en el municipio.
La acción relacionada con la energía, en el corto plazo, mejora la competitividad de las empresas participantes. Y lo consigue a través de propuestas de optimización de su contratación energética y en favor de la transición a comercializadoras de energías renovables. A más largo plazo, horizonte 2020, valora la instalación de placas solares fotovoltaicas para autoconsumo individualizado y compartido. Esto último es una de las claves que destacan: el que todos los actores cuenten con un mapa de recursos renovables compartidos. Así se podría establecer un modelo energético colaborativo en favor de la transición energética y la generación de nuevos modelos de negocio en los polígonos industriales.
Compartir y colaborar
Por último, quedaría la acción relacionada con los residuos. Con ella se facilitan soluciones individualizadas para la valorización de aquellos de origen industrial. En esta se aportan soluciones colaborativas para la gestión de los asimilables a urbanos, compartidos entre la mayoría de las empresas del territorio. Entre las soluciones consideradas se incluyen el desarrollo de un punto verde industrial para la gestión compartida y centralizada de residuos industriales y el uso de una plataforma para compartir residuos valorizables a recurso.
Gavà Circular pasa del diagnóstico territorial a la implementación de acciones concretas que ponen en práctica los principios de un modelo de economía circular. Es decir, mantener el valor de los recursos, eliminar la generación de residuos y proponer sistemas regenerativos. Así se refleja el firme compromiso del Ayuntamiento de Gavà y Aigües de Barcelona en hacer frente al desafío de los recursos naturales limitados. Con ello impulsan un modelo de economía circular territorial centrado en una gestión integrada del agua y extendiendo esta visión a los ejes energía y residuos.
La conclusión que obtienen es que Gavà Circular ha posicionado al territorio, junto con la empresa gestora del ciclo urbano del agua, como la primera ciudad española comprometida con los principios Water-Wise impulsados por la IWA. Es decir, que implica pensar en sistemas de agua regenerativos, una planificación urbana que integre al agua en sus consideraciones y una red de ciudades conectadas a través de sus cuencas y con su ciudadanía.