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Día laborable y con la vuelta al cole. Con la rutina de vuelta, la ciudad ha conseguido un 2,4% menos de tráfico en la Zona de Bajas Emisiones. Foto del 2 de enero. Ayuntamiento de Barcelona.

Barcelona pone a prueba su Zona de Bajas Emisiones

Primer día laborable y con actividad escolar. Este miércoles día 8 de enero Barcelona ha puesto a prueba el funcionamiento de la Zona de Bajas Emisiones en un contexto de actividad tras las vacaciones de Navidad. El descenso de vehículos circulando se ha reducido levemente: un 2,4% en el interior de la ciudad, un 0,8% en accesos y 1,8% en rondas.

El objetivo que se ha marcado el gobierno municipal es evitar que unos 50.000 coches contaminantes entren en la ciudad los días laborables. Ahora, además, ha anunciado que un comité de científicos y expertos en salud evaluará la efectividad de la Zona de Bajas Emisiones. Lo hará con el doble encargo de medir con detalle la mejora de la calidad del aire y, también, cuál es el impacto en la salud de las personas.

La gravedad de los efectos de la contaminación atmosférica está siendo especialmente relevante en la actualidad. Frente a los negacionistas, la ONU recuerda los constantes problemas que genera. De lo que ocurre en Barcelona se está encargando de controlarlo su Agencia de Salud Pública, ASPB.

¿Qué respira Barcelona?

Fuentes municipales recuerdan que la ASPB ya evalúa anualmente la calidad del aire. Y, así, ha constatado repetidamente en sus informes que la ciudad supera de forma continuada desde hace dos décadas los niveles de referencia de la Organización Mundial de la Salud. En concreto los del dióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5). Con eso  ha calculado que el 48% de la población de Barcelona está expuesta a niveles de NO2 superiores a los que recomienda la OMS y hasta el 95% respecto a los niveles de PM10.

Al relacionar la contaminación con la mortalidad atribuible, la ASPB concluye que entre los años 2010 y 2018 se han producido, de media, 424 muertes anuales. Eso en lo que respecta a la ciudad de Barcelona en las que son exclusivamente atribuibles a un exceso de partículas PM2,5. Durante el último año con datos, en 2018, se habrían producido al menos 351 muertes por esta causa y este contaminante concreto.

Informes cada seis meses

El comité de científicos y expertos se ha comprometido a analizar con detalle los registros de los diferentes tipos de estaciones de medida de los diferentes tipos de contaminantes y elaborar informes monográficos cada seis meses. Igualmente, hará informes exhaustivos cuando pasen uno y dos años para evaluar la ZBE después de su puesta en marcha. Así, recogerá en qué ha variado cada uno de los contaminantes y cuál es el impacto en salud que se puede atribuir a esta circunstancia.

El grupo estará formado por técnicos en calidad ambiental, movilidad y salud del Ayuntamiento de Barcelona, ​​la Generalitat de Cataluña, el Área Metropolitana (AMB) y la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), pero también por científicos de el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua que forma parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IDAEA-CSIC) y del Instituto de Salud Global (ISGlobal). Esta evaluación será coordinada por la ASPB.

Menos tráfico, menos contaminantes

Los cálculos de la ASPB indican también que este impacto en la salud se debe a la exposición crónica y continuada a los niveles habituales de contaminación atmosférica. En particular, producida sobre todo por emisiones del tráfico, y no tanto a episodios de contaminación concretos. La conclusión que hace el gobierno municipal es que una gestión restrictiva del tráfico servirá para reducir la presencia de contaminantes en el aire. Eso, añaden, protegerá la salud de las personas, especialmente de aquellas más vulnerables.

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La estimación que manejan es reducir en un 15% las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) ya durante el primer año de implantación de la Zona de Bajas Emisiones. Esto equivaldría a una reducción de la concentración concreta de NO2 de entre 1,7 y 5 g/m3. A pesar de esas cifras, desde el Ayuntamiento recuerdan que la ZBE por sí sola no será suficiente para cumplir con la normativa europea de NO2 ni para alcanzar los niveles recomendados por la OMS.

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