Después de que las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano hayan aumentado sin parar desde el inicio de la Revolución Industrial, 2020 podría ser el primer año donde estas emisiones son más bajas que el año anterior. La pandemia del SARS-CoV-2, que ha paralizado la economía mundial y, por otro, el descenso del uso del carbón para la obtención de electricidad, sustituido por fuentes renovables como el sol o el viento son las causas de ello. Cuando las restricciones por covid-19 se acaben, puede hacerse evidente que la frenada en las emisiones de dióxido de carbono no es tan grande como creemos. Y, por tanto, puede quedar en anecdótica ante lo que pase los próximos años.
Algunos científicos, sin embargo, no piensan lo mismo, y se plantean seriamente la posibilidad de que 2019 fuera el año en que la Humanidad alcanzó su nivel máximo de emisiones. Y que, a partir de ahí, irá bajando, mucho antes del que decían la mayoría de predicciones. Incluso estos no lo tienen claro. Así lo explica Zeke Hausfather, director de clima y energía del Instituto Breakthrough, que promueve soluciones tecnológicas a los retos medioambientales, en un artículo en la cadena norteamericana NBC: «No está garantizado. Daría unas probabilidades de 50-50».
Un punto de inflexión histórico
La pandemia, de hecho, es una muestra de lo difícil que sería reducir las emisiones con el nivel de dependencia actual. Se ha tenido que cerrar prácticamente todo para que se notara el descenso. Para Kim Cobb, director del Programa de Cambio Global de la universidad norteamericana Georgia Tech, «el mundo hacia donde decimos que vamos no es uno de gran ruina económica, desplazamiento y desigualdades aberrantes». Al contrario. Llegar al pico de emisiones de gases de efecto invernadero sería un punto de inflexión histórico. Y el inicio de lo que debería ser una gran reducción de emisiones para evitar la peor cara del cambio climático.
Este primer descenso, sin embargo, no será nada si no continúan cayendo de manera sostenida durante las próximas décadas. Por su vinculación a la actividad económica, las emisiones de gases de efecto invernadero se frenan durante las recesiones. Como sería el caso de esta, que continuará incluso cuando termine la pandemia, afirman los expertos. En estos años, sin embargo, habrá que seguir trabajando para aumentar el uso de energías renovables y reducir las emisiones de donde se pueda. Si no se hace nada más, el calentamiento del planeta continuará siendo una amenaza grave para cientos de millones de personas en todo el mundo.
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No podemos quedarnos donde estamos: las emisiones deben continuar bajando, y esto pide cambios económicos y tecnológicos de un alcance enorme. El descenso de este año, y a pesar de las grandes restricciones, será de solo entre un 4 y 7% respecto 2019. Mientras que, para limitar el calentamiento global a 1,5ºC, se debería continuar reduciendo a un ritmo del 8 % anual durante mucho tiempo.
Cambios a mayor escala
Así, además de los cambios en el comportamiento de la población general, como reducir el uso del vehículo, se necesitan cambios en mucho mayor escala. Especialmente, en cuanto a la producción de energía. Ahora, sin embargo, la pandemia ha hecho que mucha gente evite el transporte público y vuelva al vehículo privado, con las emisiones que ello conlleva.
El resto de la economía se volverá a activar y, si no se han hecho políticas suficientemente valientes ni las grandes empresas han cambiado su rumbo, podríamos volver rápidamente la situación de 2019. O incluso, si no este año el próximo, volvwe a batir el récord de emisiones de gases de efecto invernadero. Món Planeta