Aprender sobre el comportamiento de las medusas a partir de la ciencia ciudadana. Esa es la principal premisa de MedusApp. Una aplicación móvil que ha sido desarrollada por un equipo investigadores de la Universidad de Alicante, la Universitat Politècnica de València, el Centro de Investigaciones Biomédicas en Red de Enfermedades Respiratorias y el Laboratorio de Inmunoalergia del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz. Su objetivo es establecer una base de datos a partir de registros basados en los avistamientos que reportan los usuarios de las playas y mares.
Sin embargo, aunque la app lleva en funcionamiento más de tres años, se requiere mucho más tiempo para poder crear una serie histórica que permita extraer grandes conclusiones. Mientras tanto, su funcionamiento permite a los bañistas obtener ciertas ventajas. Entre ellas, acudir a una playa con la tranquilidad de saber que habrá pocas probabilidades de encontrarse uno de estos animales.
Ubicación, foto y cantidad
El funcionamiento de la app consiste en registrar la ubicación de un avistamiento de medusas. El registro se complementa con una fotografía para detectar cuál es la especie, además del dato aproximado sobre la cantidad. Una información que se antoja fundamental para empezar a conocer a esta curiosa especie animal. “No se conoce tanto el ciclo de las medusas; no podemos conocer con detalle su comportamiento”, afirma César Bordehore, profesor de la Universidad de Alicante y uno de los impulsores de este proyecto.
![](https://xn--rediseo-9za.iambiente.es/wp-content/uploads/2020/07/medusas-01.jpg)
Sus especies se desarrollan de forma muy heterogénea y eso ha dificultado su investigación. Es por eso que se les ocurrió crear esta herramienta con la que recopilar información. Cuantos más datos reporten los bañistas, más grande y útil será ese big data de las medusas. Una información masiva que permitirá conocer su comportamiento y avanzar en el tratamiento de este animal y sus distintas especies, pero también conocer el funcionamiento de las corrientes marinas. Es lo que Bordehore denomina “ciencia ciudadana”. Y es que, sin la información de estos usuarios, la comunidad científica no tendría capacidad para hacer análisis de tal calibre.
Todo va bien
Aunque no es posible obtener todavía grandes conclusiones, sí se han podido extraer algunas ideas de toda esta información. Algo que se ha completado con otros análisis científicos. “En desembocaduras de ríos con aguas cargadas de nitratos y fertilizantes procedentes de la agricultura, se han detectado más medusas”, afirma el investigador. Además, las corrientes de aguas frías que suben a la superficie también hacen que aparezcan más bancos de medusas.
Con todo, nada hace indicar, por ahora, que se estén produciendo importantes cambios en el comportamiento de estos animales. Tampoco en el caso de las temidas carabelas portuguesas, una de las especies cuya picadura es más dolorosa. “Aparecen de muchos años en muchos años y eso tiene que ver con la dirección de los vientos”, aclara.
La carabela portuguesa, ¿una amenaza para la costa mediterránea?
Nuevas funcionalidades
Este verano se ha añadido una nueva funcionalidad. Los usuarios de una playa pueden anotar que en esa ubicación no hay medusas. Este año estamos viendo que hay más playas sin medusas que con medusas”, apunta. Además, se puede conocer qué tipo de medusa es, para saber la gravedad de su posible picotazo. Datos muy útiles para el resto de bañistas, quienes desean huir de ellas. Y es que, aunque las medusas no son excesivamente peligrosas, sí son molestas sus picaduras. Por lo que esa información resulta muy valiosa para el público general.
Hasta EEUU… y más allá
Actualmente, MedusApp funciona en todo el mundo, pero aborda con mayor detalle la costa mediterránea. Precisamente sobre este ámbito de actuación es donde se irán implementando las próximas mejoras. “Estamos trabajando en hacer versiones por continentes, en colaboración con instituciones”, desvela Bordehore. De hecho, ya es posible utilizarlo en Brasil y están en contacto con universidades de Reino Unido, Estados Unidos y Australia para empezar a desarrollar allí esta app.
Durante estos tres años de funcionamiento, se ha perfeccionado la aplicación, pero el siguiente paso es la expansión, además de posibles avances médicos. “Desde el equipo médico estamos además desarrollando estudios para conocer con detalle cómo son las picaduras y sus posibles reacciones alérgicas o síntomas”, detalla. La app permite además detectar residuos para comunicarlo a las autoridades y evitar daños mayores.
#VeranoEnVerde Por unas playas sostenibles, cuida el Mediterráneo