Conseguir que en la red eléctrica se integren mayores cuotas de energías renovables. Esta es una de las ventajas que aportarían los nuevos sistemas de almacenamiento avanzados. Desarrollar las tecnologías necesarias para producir estas baterías es una de los objetivos del proyecto Almagrid. Para impulsarlo se han aliado cuatro centros de investigación tecnológica con un alto grado de especialización y excelencia en el sector.
La labor que les corresponde a Cidetec Energy Storage, quien actúa como coordinador en este grupo, Tekniker, ITE y Circe es grande. De hecho, el Centro para el desarrollo Tecnológico Industrial, CDTI, les ha reconocido como Red de Excelencia Cervera. Las baterías que creen en Almagrid con estas ayudas tienen un fin, afrontar el cambio climático.
El apoyo del CDTI a Almagrid reconoce la importancia del almacenamiento de energía para hacer frente a los retos de la transición energética. Los investigadores del ITE explican esa relevancia porque «se ha observado ya en el auge de las baterías ion-litio para aplicaciones en red, proporcionado soporte de red, regulación de frecuencia o recorte de picos, puesto que otorgan mayor fiabilidad, estabilidad y menor costo a la red eléctrica».
Si ese es el camino hasta llegar a su fin aún queda. El desarrollo a gran escala de sistemas de almacenamiento requiere, entre otros requisitos, de la mejora de las tecnologías de existentes además del desarrollo de nuevas tecnologías más rentables y eficaces. Esta es la labor en la que se ha centrado el ITE, Centro Tecnológico de la Energía de la Comunidad Valenciana apoyado desde IVACE.
Comunidades energéticas locales, la apuesta administrativa para las renovables
Nuevos materiales
¿Qué soluciones han ido encontrando hasta ahora? Como destacan desde los laboratorios del ITE, están trabajando en el desarrollo de nuevos materiales avanzados. El objetivo es que se puedan usar como componentes de baterías Li-ion, Zn-aire y flujo redox. Para lograrlo están concentrando sus esfuerzos tanto en materiales poliméricos como carbonosos.
En el caso de las baterías ion-litio, las investigaciones se bifurcan en una doble vía. Por una parte, en el desarrollo de esos materiales carbonosos para integrarlos en electrodos anódicos de próxima generación. Por otra, en utilizar los poliméricos para su empleo como membranas. De estas, en ITE están trabajando también con las propiedades avanzadas para nuevas membranas que se puedan usar en baterías zinc aire y de flujo redox.
En todos y cada uno de los casos, los técnicos tienen en cuenta que las propiedades de los materiales se adapten a los requisitos de las tecnologías a las cuales están destinadas. Además, destacan desde ITE, estas investigaciones se llevan a cabo sin perder de vista el impacto medioambiental de las soluciones de almacenamiento de energía que están creando.
Un nuevo descubrimiento permite reciclar el litio y el cobalto de las baterías gastadas
El avance, carbono sostenible
Y, de momento, ya han dado con novedades en ese campo. En el balance del primer año del proyecto Almagrid, han comenzado a tratar los primeros materiales de carbono sostenibles. Un logro que partía de residuos biomásicos donde los carbones albergan el silicio y su cambio de volumen. De ahí que subrayen el carácter inédito en el trabajo en ánodos para las futuras baterías de ion-litio.
Respecto a las mencionadas membranas, están evaluando los sistemas de referencia habitualmente empleados. Una labor con la que buscan fabricar materiales poliméricos con propiedades avanzadas en porosidad, selectividad, sostenibilidad o coste. A partir de este análisis, están comenzando a seleccionar los materiales para producir las nuevas membranas.
La colaboración en el marco Almagrid, señalan desde CIDETEC Energy Storage, debe servir a los centros participantes para entender mejor las diferentes potencialidades, casos de uso y nichos de mercado donde una u otra tecnología de almacenamiento tiene mayor impacto potencial en función de sus parámetros característicos.