Los herbazales marinos de posidonia oceánica son capaces de retener fragmentos de polímeros y devolverlos a tierra firme mediante egragópilas. Foto: Mimichaps

Las praderas de posidonia pueden capturar y extraer plásticos del mar

Los herbazales marinos de posidonia oceánica, «pueden capturar materiales plásticos vertidos al mar y devolverlos a tierra firme». Así lo revela un estudio publicado en la revista Scientific Reports preparado por la profesora Anna Sanchez-Vidal, de la Universidad de Barcelona.

El trabajo describe por primera vez el papel destacado de esta planta propia de las costas mediterráneas como filtro y trampa de los plásticos vertidos. Según señalan desde la UB, es pionero en la descripción de un mecanismo natural para capturar y eliminar estos materiales del medio oceánico. «Todo indica que los plásticos quedan atrapados en los herbazales de posidonia. En estas praderas, los plásticos se incorporan a unos aglomerados de fibras naturales en forma de bola», explica Sanchez-Vidal. La investigadora del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano añade que estos acaban «expulsados ​​del medio marino durante las tormentas».

Las bolas de Neptuno recogen los microplásticos.
Las bolas de Neptuno recogen los microplásticos.

«Según los análisis», comenta Sánchez-Vidal, «los microplásticos atrapados en las praderas de posidonia oceánica son mayoritariamente filamentos, fibras y fragmentos de polímeros más densos que el agua de mar, como el polietileno tereftalato (PET).

Las bolas actúan como redes

¿Cómo se forman las bolas de Neptuno de la posidonia? Esta fanerógama marina tiene una estructura vegetativa formada por un tallo modificado en forma de rizoma de donde salen raíces y hojas. Al caer las hojas, sus bases (vainas) quedan adheridas a los rizomas y les dan un aspecto plumoso.

«Como resultado de la erosión mecánica en el medio marino, las vainas enterradas en el fondo van liberando progresivamente unas fibras lignocelulósicas que se van agregando y entrelazando poco a poco», explica Javier Romero. El resultado de ello son los aglomerados en forma de bola que se conocen como egagrópilas, apunta el catedrático del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la UB.

¿Cuánto pueden atrapar?

El fuerte oleaje va expulsando estas egagrópilas de las praderas de posidonia, de manera que una parte acaba en las playas. Aunque todavía no hay estudios que cuantifiquen el número de egagrópilas que son expulsadas del medio marino, se estima que pueden atrapar hasta 1 470 plásticos por kilogramo de fibra vegetal. Y esta es una cantidad significativamente superior a las capturadas a través de las hojas o de la arena. Tal como apunta Sanchez-Vidal, «aún no podemos conocer bien la magnitud de esta exportación de plásticos hacia tierra firme. Ahora bien, unas primeras estimaciones revelan que las bolas de posidonia podrían llegar a atrapar del orden de 867 millones de plásticos cada año».

La huella contaminante de los plásticos generados por la actividad humana afecta a ecosistemas costeros y oceánicos de todo el planeta. Como recuerdan desde la UB, desde que se empezaron a fabricar masivamente en los años cincuenta del siglo XX, estos materiales sintéticos se vierten y acumulan en el mar. Una vez allí, las corrientes oceánicas y el viento se encargan de transportarlos por todo el planeta. «El plástico que encontramos flotando en los océanos es solo un pequeño porcentaje de todo lo que hemos vertido al medio marino», alerta Sanchez-Vidal.

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