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Pablo Bascones, responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC, atribuye la descarbonización del informe 'PwC Net Zero Economy Index' a una nueva mentalidad económica.

«La comunidad financiera es la que abandera el cambio a la descarbonización»

En 2019, España disminuyó la intensidad de sus emisiones de carbono un 6,5 %. Con esa reducción se situó una décima por detrás de Alemania, en comparación con el conjunto de los integrantes del G20, la que más había reducido esta cifra. Pablo Bascones, responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC, atribuye en buena parte ese logro en la descarbonización a una nueva mentalidad económica. «Realmente, el que ha activado el cambio creo que ha sido la comunidad financiera», destaca.

¿Cómo se produce esto? Antes de nada, Bascones aclara el punto de partida, «lógicamente, es de los científicos que ponen el problema encima de la mesa«. La clave está en cuándo empiezan a actuar los diferentes actores para frenar los efectos del cambio climático. Y ahí es donde reitera la importancia de la comunidad financiera en este proceso.

«Hasta hace apenas unos años no te encontrabas a presidentes de multinacionales españolas –ni extranjeras– abanderando el cambio climático. Y ahora mismo lo están abanderando», destaca. Por otro lado, «hay una presión de los inversores brutal». Y estos dos factores son los que considera básicos para conseguir el mencionado progreso en la descarbonización de los Estados que recoge el estudio PwC Net Zero Economy Index.

Activismo accionarial

Pablo Bascones
Pablo Bascones

Bascones recalca la importancia de la comunidad financiera «que está presionando a las organizaciones y es más, se está comprometiendo». Un proceso que se ha traducido en «un universo muy amplio de inversores que se han comprometido a descarbonizar su porfolio de inversiones». ¿De qué manera han aplicado esas ideas? Por un lado, «eliminando determinado tipo de compañías que están más expuestas a combustibles fósiles. Por otro, «presionando con activismo accionarial en determinadas empresas para que reduzcan las emisiones de CO2«.

Y esta es una tendencia que Bascones ve claramente al alza. «Semanalmente, se incrementa el número de empresas que se comprometen con los compromisos de Net Zero Emissions, los de neutralidad climática para el año 2050″. E insiste en esta aceleración que se está produciendo de mano de los que califica como «empresarios concienciados».

Llegados a este punto, Bascones apunta otra de las condiciones que ha permitido esta mejora, «va existiendo tecnología eficiente, técnica y económicamente». De hecho, añade, «la energía solar y las renovables ya son más baratas que los combustibles fósiles en dos tercios de las regiones del mundo«.

El capital riesgo con la tecnología climática

Eso es lo que explicaría que «el capital riesgo está invirtiendo en tecnología climática». Tanto, asegura, que «en términos relativos, el crecimiento de la inversión climática del venture capital en los últimos siete años ha sido tres veces mayor que el crecimiento de la inversión del venture capital en inteligencia artificial». Ese incremento que señala como «exponencial» en tecnología climática produce a veces distorsiones en el mercado que ven casi como de locura. «Es el caso de Tesla, de la que hace apenas un año se hablaba que iba a entrar en quiebra y ahora es una compañía que ha subido una barbaridad en bolsa».

Descarbonización, más inversión en redes y renovables y nuevos servicios, las apuestas de las eléctricas

Variables del mercado aparte, Bascones concluye con la importancia de la sinergia entre los tres vectores que facilitan ahora la descarbonización. «Una comunidad científica, un consumidor concienciado, un inversor apostando y una tecnología viable hace, sin lugar a dudas, que vayamos hacia un cambio en mi opinión viable». Y aquí hace una pausa para puntualizar. «Pero viable si nos damos prisa».

A pesar de esa tendencia acelerada que ha ido desgranando, Bascones insiste en que el esfuerzo no puede detenerse.  Y por eso advierte del peligro de dejar pasar una tendencia que en el caso europeo tendría a su favor los fondos Next Generation, «que se están vinculando a digitalización y a sostenibilidad». De ahí que «tenemos que aprovechar esa oportunidad de reconstrucción y apalancarnos de alguna forma en un crecimiento verde».

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