La UA y la IRTA estudian la población de nacras para asegurar su supervivencia. Foto: IRTA

Recupera Pinna, el proyecto para salvar las nacras

El IRTA y la Universidad de Alicante elaborarán un censo real para conocer el estado de las poblaciones actuales de nacras en el mediterráneo peninsular. Las bahías del delta del Ebro y el Mar Menor, en Murcia, acogerán el estudio sobre este molusco conocido como Pinna nobilis. De él toman el nombre para Recupera Pinna, un proyecto financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y la Fundación Zoo de Barcelona.

El censo debe servir para conocer el estado de las poblaciones actuales de nacras. Para ello lo elaborarán con el apoyo de las plataformas de ciencia ciudadana Nacranet y Observadores del Mar, con voluntarios de las dos zonas. Una vez hecho el diagnóstico inicial, se trasladarán los especímenes que se encuentran en zonas de riesgo a lugares seguros.

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Las nacras son unos moluscos bivalvos amenazados por la destrucción y alteración de hábitats, la pesca de arrastre, la eutrofización o bien por ser muy preciada para coleccionistas. A ello se sumó otro problema aún peor. Desde 2016 el problema principal de la supervivencia de esta especie es la aparición de un protozoo parásito, el Haplosporidium pinnae. Este enemigo, de origen desconocido, es capaz de causar mortalidades cercanas al 100 %.

En el Delta, las poblaciones de nacras se encuentran en las dos bahías, la del Fangar y la de los Alfaques. «Desgraciadamente, tras el temporal Gloria, en la bahía del Fangar solo detectamos 12 ejemplares vivos de los 533 que había», explica Patricia Prado, investigadora del IRTA. En los Alfaques, el problema llegó con el mencionado parásito. «Aquí sí ha provocado la muerte de muchos ejemplares, sobre todo en la parte más exterior de la bahía».

Ejemplares de nacras en la bahía de los Alfaques. Foto: Irta
Ejemplares de nacras en la bahía de los Alfaques. Fotos: Irta

El efecto de la salinidad

¿Qué es lo que ya han descubierto sobre el Haplosporidium pinnae? La investigadora destaca que han detectado que las condiciones del medio marino hacen que el parásito sea más virulento. «Cuando el agua del mar se encuentra a temperaturas superiores a 13,5ºC el parásito tiene mucha capacidad de desarrollarse e infectar individuos», señala Prado. Un fenómeno que tiene mayor impacto en primavera «y sobre todo en verano».

El estudio en el Delta del Ebro y el Mar Menor tiene otro punto que interesaba al equipo investigador. La salinidad óptima para la nacra también lo es para el parásito, destacan. De ahí que las nacras más afectadas se encuentran cerca de la conexión en mar abierto, donde la salinidad se encuentra entre 36,5 y 39 ppt. En cambio, las poblaciones sanas son las que están en la parte interior de la bahía de los Alfaques, donde la salinidad es baja. La razón para ello está en la propia dinámica oceanográfica del Delta aporta agua dulce de los arrozales y esto actúa como frontera por el parásito.

Gracias a este nuevo proyecto, junto con el convenio de colaboración con la Fundación Zoo de Barcelona, los científicos dispondrán de seis nuevos aparatos para medir la salinidad y la temperatura. De esta forma comprobarán que las nuevas ubicaciones son seguras.

El desequilibrio ambiental del Mar Menor

La situación es diferente en la otra región de estudio, el Mar Menor. «A mediados de 2015 esta zona sufrió una crisis de eutrofización y la falta de oxígeno provocó una mortalidad masiva de muchos ejemplares», explica la investigadora de la Universidad de Alicante, Francisca Giménez. Su trabajo en Murcia pretende «encontrar nuevos individuos, identificar zonas críticas y trasladar los ejemplares que están en zonas de riesgo a lugares más adecuados».

En el Mar Menor las primeras poblaciones de nacras datan de los años 80. Aquello coincidía con la conexión artificial de la laguna con el mar, lo que causó la disminución de la salinidad. Desde entonces la nacra se convirtió en una especie clave del Mar Menor. Tanto que hasta 2014 llegó a ocupar el 65 % de la superficie de la laguna. Aparte de las condiciones ambientales extremas, también amenazan la especie la pesca ilegal y otros patógenos como la bacteria Vibrio mediterranei sp.

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En España, las nacras están catalogadas como especie en peligro crítico de extinción. Por eso el Ministerio para la Transición Ecológica la considera prioritaria y se coordina con investigadores de las diferentes comunidades autónomas. Sin embargo, los expertos advierten que es necesario realizar más acciones para asegurar su supervivencia. «Necesitamos la colaboración y coordinación con los diferentes usuarios marinos como el turismo, los pescadores, y los productores de bivalvos para proteger a los individuos de las bahías de posibles golpes con embarcaciones y vandalismos», concluyen las investigadoras, «y para detectar el posible asentamiento de nuevos ejemplares en zonas de pesca o en infraestructuras».

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