Etiopía, el principal productor de café de África, podría ver como el cambio climático hace caer su calidad. Con ello temen que las variedades tengan un sabor menos potente. Así lo indican los resultados de un estudio llevado a cabo por expertos internacionales. En el trabajo han proyectado los efectos que tendrá el cambio climático en el cultivo de este producto.
El equipo liderado por el Instituto de Postdam para la Investigación del Impacto Climático lo ha publicado así en la revista Scientific Reports. En su análisis se ha fijado en cómo afectará esto, también, a los millones de pequeños agricultores del país. Frenar este impacto es clave por sus consecuencias económicas. Se obtienen muchos más beneficios del café de gran calidad que del generado por café normal y corriente.
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Las estimaciones apuntan a una paradoja en la producción. Por un lado que es posible que el área indicada para la producción de café ordinario se irá haciendo cada vez más grande hasta la década de 2090. Eso permitiría cultivar más y aumentar la producción pero, por otro lado, las zonas idóneas para hacer crecer café de gran calidad se encogerá. Y este es precisamente el valorado por los entendidos por sus toques florales, afrutados y picantes.
Teniendo en cuenta varios escenarios posibles, el estudio tiene en cuenta diecinueve factores climáticos. Y, de ahí, el impacto que tendrían en el cultivo de cinco variedades extras de café, incluyendo las temperaturas, las lluvias y la estacionalidad. Si hace más calor, el café madura más rápido, haciendo que la calidad no sea tan alta. El aumento de las lluvias, por otra parte, también favorece la producción de café. Pero, como añaden, no beneficia especialmente las variedades de gran calidad que se cultivan en Etiopía.
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Cambiar para competir
Los efectos serán diferentes para cada variedad. El Yirgacheffe, por ejemplo, uno de los más valorados del mundo, podría perder más del 40 % de su área de cultivo de aquí a final de siglo. Todo ello, por supuesto, no solo tendría un impacto para los amantes del café sino, especialmente, para los productores. Y, de rebote, para toda la economía del país. Si tuvieran que cambiar de su agricultura cafetera actual a una a escala industrial para la que no están preparados, estarían claramente en desventaja respecto a los grandes productores de café ordinario.
Sin embargo, todavía hay tiempo de tomar medidas locales de adaptación para prepararse y responder a los cambios que vendrán. Como cada variedad de café crece en un entorno muy concreto, habría que estudiar qué hacer en cada caso. Eso abriría una oportunidad de salvar la economía etíope y una de las bebidas más apreciadas en todo el mundo. Món Planeta