La basura de aparatos electrónicos es el desecho doméstico que crece más rápidamente en el planeta. ¿Cuántos tiramos cada año? Muchos. El informe de la Asociación Mundial de Estadísticas de Residuos Electrónicos (GESP) indican que, en 2019 fueron 53,6 millones de toneladas. ¿Y quién lo procesa? La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que hay tres perfiles de trabajadores que arriesgan su salud por ello.
Niños, adolescentes y mujeres embarazadas. Estos son tres de los perfiles que la OMS sabe que se encargan del procesamiento ilegal de viejos dispositivos eléctricos o electrónicos. Si estabas pensando que eso suponía un riesgo para la salud, acertaste. El ente de Naciones Unidas lo destaca en un nuevo informe sobre la toxicidad de estos aparatos.
El problema es de grandes dimensiones, tantas como un 82,4 % de esos más de cincuenta millones de toneladas. Los datos de la GESP apuntan que solo el 17,4 % de ellos se registró como recolectado y reciclado de manera adecuada. Por eso el director general de la OMS no duda en llamar este fenómeno como un «tsunami creciente de desechos electrónicos».
Unión para frenar el tsunami
Tedros Adhanom Ghebreyesus demanda la acción global para responsabilizarse de este problema. «De la misma manera que el mundo se ha unido para proteger los mares y sus ecosistemas de la contaminación por plásticos y microplásticos, debemos unirnos para proteger nuestro recurso más valioso, la salud de nuestros niños, del peligro cada vez mayor de los desechos electrónicos».
La demanda de esta acción es global porque afecta al planeta. Pero a unos más que a otros.
Naciones Unidas denuncia que hay cantidades significativas de los desechos electrónicos que a menudo se envían ilegalmente a países de ingresos bajos y medianos. Y una vez allí son estos perfiles los que deben extraer los metales u otros materiales valiosos. Según la OMS son cerca de trece millones de mujeres las que trabajan en el sector informal de desechos.
El informe que han presentado calcula que son más de 18 millones de jóvenes y niños los que están involucrados activamente en el sector industrial.
Algunos de hasta cinco años.
Los métodos usados cuando se eligen países de bajos ingresos y trabajadores no cualificados tienen sus problemas. La OMS explica que el reciclaje de desechos electrónicos afecta particularmente a quienes se encuentran en etapas vitales de desarrollo físico y neurológico. Por ello niños, adolescentes y mujeres embarazadas son los más vulnerables.
Los futuros problemas sanitarios
Los niños son más susceptibles a los productos químicos tóxicos porque absorben contaminantes en relación con su tamaño. Y como algunos de sus órganos no están completamente desarrollados todavía, son menos capaces que los adultos de eliminar las sustancias nocivas.
Cuando se está hablando de que niños que apenas sepan hablar se encargan de separar basuras, no sorprende que este no se reconozca como un problema de salud. Así lo lamenta la autora principal de este trabajo, Marie-Noel Brune Drisse. «La gestión inadecuada de los desechos electrónicos es un problema creciente que muchos países aún no reconocen como una cuestión de salud».
Ahora se ignoran estos efectos que la OMS pone sobre la mesa. Pero «en los próximos años supondrá una pesada carga para el sector sanitario» porque «su impacto será devastador para la salud de los niños».
Propuestas para solucionarlo
El objetivo de Brune Drisse es también proponer las acciones que se pueden realizar para frenar el problema. Una, crear un instrumento vinculante con el objetivo de que exportadores, importadores y gobiernos garanticen que los desechos electrónicos se eliminen de forma racional y benigna para el medioambiente, la salud y seguridad de los trabajadores y las comunidades.
La segunda propuesta, estudiar más los riesgos que encaran los trabajadores informales que lidian con desechos electrónicos. De ahí, instar al sector sanitario a que sea capaz de diagnosticar, monitorear y prevenir la exposición a tóxicos.
No es una propuesta cualqueira. Maria Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, cree que el papel de este sector puede influir en los responsables políticos. El objetivo, concluyen, es ser conscientes de los problemas de salud para involucrar a las comunidades y exigir que este tema se convierta en un elemento central de las políticas de desechos electrónicos.