El estudio de la UB analiza el impacto del cambio climático en las sequías de los Pirineos. Foto: Carlos Cantero.

En 2100 los Pirineos pueden ser 6º C más cálidos y tener sequías cinco días más largas

Un equipo de la Universidad de Barcelona ha analizado por primera vez cómo podrían ser en el futuro los periodos secos y cálidos en el área de los Pirineos según diferentes escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero. Los resultados, publicados en la revista Natural Hazards and Earth System Sciences, muestran que en un escenario intermedio, en el que se consiguiera limitar estas emisiones, no habría un aumento de rachas secas de larga duración, pero sí de la temperatura.

En cambio, si no se redujeran durante todo el siglo XXI, los períodos sin precipitaciones en verano durarían de media cinco días más. A eso habría que añadir que se verían acompañados de un aumento de la temperatura de hasta 6° C.

Según los autores, estos resultados supondrían «un aumento potencial de los riesgos ambientales». Y con ello enumeran la serie de desastes que lo afectaría. Desde incendios forestales, graves pérdidas de rendimientos de cultivos, efectos negativos sobre la biodiversidad o los recursos hídricos.

En la investigación han participado Marc Lemus-Cánovas, investigador del Grupo de Climatología de la UB, y Joan Albert López-Bustins, profesor del Departamento de Geografía.
En la investigación han participado Marc Lemus-Cánovas, investigador del Grupo de Climatología de la UB, y Joan Albert López-Bustins, profesor del Departamento de Geografía.

En la búsqueda han participado el investigador Marco Lemus-Cánovas, del Grupo de Climatología de la UB, y Joan Albert López-Bustins, profesor del Departamento de Geografía. Ambos forman parte del Instituto de Investigación del Agua de la UB.

La investigación ha analizado, por un lado, si la duración de los días consecutivos sin precipitación ha aumentado o aumentará en el futuro. Y, por otro, si cuando se produzca las temperaturas máximas serán más altas que hoy en día. Es la primera vez que se estudian estas variables conjuntamente en el área de los Pirineos. Esta es una aproximación que permite evitar una infraestimación del riesgo de estas condiciones climáticas.

Análisis conjunto

El estudio ha partido de datos climáticos de las diversas partes de los Pirineos (Pirineo catalán, Pirineo aragonés, etc.) desde 1981 hasta 2015. Esta información se ha obtenido, en parte, gracias al trabajo del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático a través del proyecto CLIM’PY. Eso les ha permitido recuperar una gran cantidad de series climáticas.

«Estos datos nos indican que, hasta hoy, el riesgo que conlleva la ocurrencia simultánea de rachas secas de larga duración y de temperaturas máximas extremas se ha visto incrementado por el aumento de uno de estos componentes: la temperatura. Esto ha sucedido de una manera similar tanto en primavera como en verano, y en todo el Pirineo en general », destaca el investigador.

Los escenarios estudiados

Con el objetivo de estimar la evolución de estas variables, los investigadores han tenido en cuenta dos escenarios futuros de emisiones de gases de efecto invernadero. «En un escenario intermedio de emisiones, que asume que a mediados del siglo XXI las emisiones inician un proceso de estabilización y en 2100 ya no hay una tendencia creciente de emisión, el patrón seguirá siendo lo que hemos tenido hasta la fecha: las temperaturas serán cada vez más extremas cuando se produzcan estas rachas secas pero la duración de estos periodos secos no se verá incrementada», describe el investigador.

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Este panorama cambiaría sustancialmente en un escenario de altas emisiones. En estas condiciones, durante la primavera tendría lugar un aumento notable de la duración de los periodos secos. Sobre todo, en la mitad oriental de los Pirineos, y también un incremento fuerte en los extremos térmicos durante estas rachas secas.

«En verano, la duración de los días sin lluvia se incrementará de manera notable en toda la vertiente norte de los Pirineos. Y las temperaturas extremas también sufrirán un incremento muy fuerte. El área menos expuesta a estos incrementos en los dos componentes, a grandes rasgos, sería el área más occidental y con más influencia atlántica», explica Lemus-Cánovas.

Actuar para frenarlo

Según los investigadores, estos resultados subrayan la importancia de detener la tendencia al alza de emisión de gases de efecto invernadero. «Hemos visto que un escenario intermedio no es ideal, porque el aumento térmico es muy notable. Ahora bien, un aumento drástico de la duración de los periodos secos y al mismo tiempo de las temperaturas extremas podría conducir a un escenario catastrófico. Debido a las graves implicaciones que tendría en una zona muy frágil, donde el 59% de la superficie está cubierta por bosques», alertan.

En este sentido, Lemus-Cánovas señala que este estudio debería dar «más argumentos para facilitar recursos públicos a los actores que se dedican a la gestión forestal y ecológica de los Pirineos, con el fin de adaptarla para el futuro en la medida que sea ​​posible». «Y, sobre todo, para promover una política de mitigación del cambio climático que, en definitiva, es la asignatura que tenemos pendiente», concluye.

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