Alcoy convierte su histórico polígono industrial en un parque sociotecnológico

Cuando aún no existían los polígonos industriales, Alcoy inventó uno. A principios del siglo XX se levantó la fábrica de Rodes, destinada a acoger la emergente industria metalúrgica de Alcoy. Pero pronto a su alrededor afloraron negocios como la fundición de Antonio Botella y Cia, el taller de carruajes de José Reig Boronat, la hilatura de Francisco Silvestre, la fábrica de tejidos de yute de Santiago Gisbert, la fábrica de aceitunas rellenas Grau, Pascual y Gisbert, y el taller de carrocerías La Moderna.

Así se consolidó la conocida como Manzana de Rodes, un laberíntico complejo industrial conformado por una decena de industrias de estilo modernista y ecléctico. A la que se sumó una decena de viviendas y locales intercalados entre los espacios industriales y de almacenaje. La empresa textil de Jorge Valor Coloma se hizo con la propiedad de todo el complejo. Pero tras su cierre, ¿qué ocurriría con uno de los más preciados patrimonios industriales de la ciudad del Serpis?

Este otoño arrancan las obras para convertir Rodes en un parque tecnológico-sociocultural, con un presupuesto valorado en 7,4 millones de euros. La Unión Europea, a través de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER), aportará el 50% (3.700.000 euros) y del 50% restante, el Consell cubre el 30% del presupuesto, por lo que el consistorio solo tendrá que financiar el 20% de las obras, poco más de un millón de euros.

Reconectar con el pasado industrial

El proyecto parte de la idea de reconectar Alcoy con su pasado industrial, su arquitectura modernista y su entorno natural. La propuesta firmada por los arquitectos Ramón Esteve, Vicente Vidal, Ivo Vidal, Ciro Vidal, Isaac Montava y Carlos Sanjuán pone en valor el patrimonio arquitectónico desde una lectura híbrida, reinterpretando la arquitectura del conjunto de forma que impulse los nuevos modelos económicos que la ciudad necesita.

Así se organizan los vacíos del complejo, transformándolos en un único espacio que genera una atmósfera sugerente. La que nos traslada a la historia de los espacios industriales y a la riqueza que producían en la ciudad.

Un jardín público inspirado en la tradición musical

Alcoy no puede tampoco olvidar la gran relevancia cultural de la música, por lo que el parque se organiza como si de un pentagrama se tratase. “La vegetación arbórea se dispone mediante un orden musical oculto inspirado en el segundo movimiento (adagio) del concierto de clarinete y orquesta KV622 de Mozart, donde el tema principal de ocho compases es ejecutado directamente por el clarinete solista y la orquesta hace eco de la exposición y el desarrollo del mismo”, aseguran desde la oficina de Ramón Esteve. Este concierto consta de tres movimientos –allegro, adagio, rondó- al igual que el proyecto planteado consta principalmente de tres elementos: Jardín, Espacio Tecnológico y Espacio Cultural.

Así se genera en una misma cota un gran jardín público con elementos modernistas inspirado en la música, que une y teje todo el conjunto generando un tesoro que esconde, al igual que una melodía, una curiosa selección de cromatismos texturas y sensaciones. Este espacio refuerza la relación directa de sus ciudadanos con la sierra al introducir en su vegetación elementos propios de los parques naturales que rodean la ciudad

Centro tecnológico para el Distrito Digital y centro social para la ciudad

Enclavado en la estrategia autonómica de innovación, la zona tecnológica busca ser dinamizadora de propuestas innovadoras. Y con ello servir a la ciudad como facilitador de todo tipo de proyectos. “Su pasado innovador se pone en valor y da soporte al futuro”, adelantan a iAmbiente fuentes de la oficina de arquitectura. En estas se incluirían oficinas, restaurante, cotrabajo y cápsulas tecnológicas.

El conjunto potencia además la tradición gastronómica de Alcoy dando cabida a un restaurante en una de las naves. Y es que el espacio se adapta a naves de grandes dimensiones. Así dan respuesta a las necesidades de los vecinos con usos como auditorio, aula de música, centro cultural, salas polivalentes, espacio de investigación de nuevas tecnologías, espacio museográfico, biblioteca y ciclos formativos.

Un complejo proceso de largo recorrido

La implicación del Consell no quedará aquí. A estos 2,6 millones dedicados a la parte tecnológico-cultural se sumarán otros 2,2 millones. Estos sufragarán al 100% el Centro de Desarrollo Turístico Interior (CDTi) proyectado en las antiguas cocheras de Rodes y cuyas obras aún no han sido licitadas.

El Centro de Turismo Interior es un espacio destinado a la ejecución de otras actividades relacionadas con el turismo de la zona, principalmente de formación gastronómica.

La materialidad de toda la intervención se basa en los elementos propios del conjunto. De forma que materia, textura y color sigan siendo armónicos y nos trasladen a la atmósfera de un edificio industrial de principios de siglo.

La tercera parte del complejo estará compuesta por los dos edificios de viviendas adyacentes ubicadas en la calle Tibi. Y estos albergarán oficinas municipales y los espacios administrativos. La inversión prevista para estas obras es de 2,3 millones de euros. De ellos, la Diputación aportará el 45% y el Ayuntamiento de Alcoy el 55%.

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