Posidonia seca

¿Y si en la posidonia estuviera el remedio a la resistencia que generamos a los antibióticos?

Esas plantas marinas que a menudo se acumulan en la playa causan molestias a los usuarios de las costas. Sin embargo, no solo tienen su función en el ecosistema, sino que además podrían ser de utilidad, por ejemplo, en la industria farmacéutica, aunque aún no se sabe hasta qué punto. ¿Y si en la posidonia estuviera el remedio a la resistencia que generamos a los antibióticos? Es una de las opciones que sugiere un grupo de expertos de la Universidad de Alicante. Esther Rubio, Ana Belén Martín, Alfonso Ramos y Josefa Antón, que han analizado la posidonia seca que se acumula en las playas de diferentes áreas de la costa alicantina.

El resultado de esta investigación se ha publicado en la revista de la American Society for Microbiology-ASM (mSystems). En el artículo, investigadores del grupo de Ecología Microbiana Molecular de la UA y del departamento de Ciencias del Mar cuentan el resultado de su estudio metagenómico. Este tipo de análisis consiste en el análisis del ADN extraído directamente de la muestra natural. El objetivo era investigar la comunidad microbiana presente en esos arribazones obteniendo la secuencia de los genomas de sus microorganismos. Es el primer estudio que se hace con estas características y ha dado como resultado el descubrimiento de nuevos genes de compuestos bioactivos y de enzimas que actúan sobre carbohidratos (CAZymes).

Las montañas de posidonia seca que se acumula en las playas son una gran fuente de posibles compuestos bioactivos. “Hay una gran cantidad de microorganismos que se podrían usar en nuestro beneficio”, sentencia la microbióloga Josefa Antón. Muchos más de los que se pensaba hasta ahora. Esa es, de hecho, la principal novedad de la investigación que han llevado a cabo estos expertos. “Hay una diversidad de microorganismos y genes que ni se sospechaba que podía contener”, describe. Una enorme diversidad de compuestos que podrían tener infinitas funciones.

Posidonia seca
Ana Belén Martín-Cuadrado y Esther Rubio-Portillo (sentadas), junto a Josefa Antón (de pie).

100.000 tipos de microorganismos

En los bancos de posidonia seca se encuentran más de 100.000 tipos de microorganismos que interactúan entre ellos. Lo que da lugar a “un potencial biotecnológico riquísimo” que podría ser utilizado, por ejemplo, por la industria farmacéutica. Y es que, en esta comunidad de microorganismos se han encontrado genes de compuestos biológicos naturales que podrían presentar actividades antioxidantes, antifúngicas y antivirales. “Quizá pueda haber un gen que actúe sobre una sustancia para matar una bacteria patógena”, explica Antón, y entonces tengamos ahí una solución médica.

¿Qué es un compuesto bioactivo y cómo funciona?

Un compuesto bioactivo es un compuesto que tiene alguna actividad biológica concreta. Por ejemplo, las enzimas, que son unas proteínas que producen y aceleran cambios químicos en las células. “Nosotros no hemos descubierto compuestos nuevos sino los genes de esos compuestos bioactivos”, explica Antón. Por la secuencia que tienen, es muy probable que codifiquen o den las instrucciones para la síntesis de otros compuestos. “Hemos leído los genomas”, apunta. La secuencia total del material genético de los microorganismos que están en esas plantas. “Hemos visto que esos organismos tienen genes que podrían ser útiles”, pero todavía se desconoce hasta qué punto. Ahí está la siguiente parte del proyecto.

Las praderas de posidonia pueden capturar y extraer plásticos del mar

El libro de instrucciones

La investigación era una parte del proyecto europeo Metafluidics, que ya ha finalizado. El descubrimiento de esa gran diversidad de compuestos bioactivos llegó al final de ese periodo. Pero ahora se abre la puerta a continuar avanzando en un hallazgo que podría traer cola. “Hay que ver qué cosas pueden hacer esos genes”, explica Antón. “Es como tener las instrucciones, y ahora hay que usarlas para poner esos genes a trabajar y ver qué cosas pueden hacer”, describe. Una función que corresponde al personal bioquímico. Pero este proyecto ya ha finalizado y hace falta más financiación para continuarlo. De hecho, están en contacto con diversas instituciones para avanzar en ello y pasar a la siguiente fase.

Un gran abanico de posibles aplicaciones…

“Imaginamos que sabemos que existe una toxina que puede ser útil para una función. Pues sabemos qué gen tiene las instrucciones para convertirse en esa toxina”, plantea la experta. También han comprobado que la posidonia seca contiene unas encimas que se utilizan en biorefinerías para crear combustibles de origen biológico. “Hemos visto que esas enzimas están en la comunidad de bacterias que genera la posidonia seca”, confirma. Podrían tener aplicaciones en productos de higiene, cosmética y limpieza. “Incluso para la síntesis de antibióticos”, afirma. Y quizá ese sea su uso más interesante, sobre el que tratarán de avanzar. “Porque son muchísimas las opciones en las que podrían funcionar… o no”, explica. Lo que hay que hacer ahora es comprobarlo.

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