En los últimos años, una línea imaginaria ha unido Wuhan, Manchester, Breslavia y València. Cuatro ciudades que han dispuesto cuatro de sus barrios como laboratorios para experimentar con soluciones basadas en la naturaleza que reactiven el espacio público de la mano de sus vecindarios. Los 3,8 millones de euros financiados por el programa europeo Horizonte 2020 han transformado el barrio de Benicalap de València. En él hay nuevos bosques sostenibles, cubiertas verdes, hábitats para murciélagos y un corredor verde-azul que estructura todas las acciones.
Las oficinas de arquitectura Paisaje Transversal, Bipolaire y Carpe Estudio han participado en el proyecto. Este lo auspicia el Centre d’Innovació Social i Urbana Las Naves de València, junto a empresas tecnológicas como Leitat y Tecnalia y colectivos ciudadanos de Benicalap y Ciutat Fallera.
Tres acciones piloto
El principal objetivo del proyecto era mejorar el espacio público del barrio. Para ello cuenta con comunidades interesadas en colaborar con actividades relacionadas con la ecología. Una conjunción que hizo posible prototipar tres acciones piloto —una cubierta verde, un bosque y un corredor verde— que mejoren los problemas detectados en las calles del barrio.
La primera acción inaugurada en la primavera de 2021 fue un jardín vertical situado en el perímetro del CEIP Ciutat Fallera, una de las escuelas del barrio. Una barrera entre la radiación solar directa y las aulas del centro que permite reutilizar las aguas grises en un huerto escolar. Además, reduce el consumo energético del centro. Una iniciativa con un impacto similar a la nueva cubierta verde del centro de mayores de barrio, inaugurado unos meses antes.
![El corredor verde se estructura con nuevos pavimentos drenantes y pérgolas que reverdecen la ciudad. Foto Las Naves](https://xn--rediseo-9za.iambiente.es/wp-content/uploads/2022/05/F2-El-corredor-verde-se-estructura-con-nuevos-pavimentos-drenantes-y-pergolas-que-reverdecen-la-ciudad.-Foto-Las-Naves.jpg)
En segundo lugar, el bosque ha permitido mejorar la accesibilidad del parque de Benicalap, incorporando un nuevo acceso. Este lo ha conectado directamente con los primeros campos de la huerta, situados en la periferia de la ciudad. No solo se ha recuperado la perspectiva histórica del antiguo camino de Burjassot, sino que además el diseño del nuevo espacio ha contado con los flujos de la naturaleza.
De esta manera, la nueva topografía generada es capaz de gestionar las aguas pluviales durante fuertes precipitaciones, mientras que se ha usado un innovador pavimento drenante para facilitar la filtración del agua de lluvia. Además, la selección de las especies vegetales ha atendido a criterios de ecosistemas silvestres para facilitar la nidificación de nuevas aves o evitar el uso de pesticidas, con áreas inaccesibles para humanos que facilitan la vida de otras especies.
El corredor verde y azul
Este pequeño bosque, anexo al parque de Benicalap, arranca desde la huerta con el tercer prototipo: un corredor verde y azul entre la calle del Foc y la plaza Regino Mas. El diseño ha mejorado el confort térmico a través de la instalación de unas pérgolas. Y así ha aumentado la percepción de seguridad en el barrio con nueva iluminación y mobiliario adaptado. Un sistema drenante de aguas permitirá mitigar los efectos de las lluvias torrenciales con nuevas cuencas de retención y sistemas drenantes en las zonas de aparcamiento y las zonas más bajas del nuevo corredor. El Espai Verd, un solar reactivado en el entorno del corredor, se ha convertido además en un núcleo comunitario. En él el vecindario cultiva pequeños huertos urbanos y celebra talleres y fiestas mensuales.
Estas tres acciones, tras cuya evaluación está prevista su implementación en más ciudades europeas, se ha visto acompañada de otras pequeñas intervenciones. Es el caso de Aliados Alados, una iniciativa del taller ambiental Càdec que ha instalado decenas de nidos para murciélagos en Benicalap. Así ha monitorizado a través de ultrasonidos las colonias de esta especie en el barrio. Una iniciativa cuyo principal objetivo es atenuar las plagas de insectos a través de una solución natural.
El colectivo de arquitectura Carpe Estudio también impulsó la construcción de unos dispositivos de resiliencia climática para el patio escolar del IES Benicalap. Con una enorme superficie sin sombra, el alumnado del ciclo formativo de Artista Fallero del centro ha trabajado en unas piezas de madera que dotan de sombra y vegetación al entorno escolar a partir de las necesidades y deseos del propio alumnado.
Unas iniciativas completadas por una aplicación móvil, GrowGreen. Esta recoge todas las acciones y permite descubrir la flora y la fauna del barrio que crece desde los últimos meses.