“Las torres surgen como respuesta a los ataques de los corsarios berberiscos en la zona provenientes de lo que ahora es Argelia. Eran ataques muy rápidos porque tenían que robar mercancías y esclavos antes de que llegaran las tropas de Alicante o Villajoyosa al rescate”, cuenta Juan López, portavoz de la asociación Plinthus. Mientras cita investigaciones como las de José Luís Menéndez Fueyos -“no eran piratas, sino corsarios, porque estaban organizados”- recuerda dos nombres: Barbarroja y Dragut.
Entre el siglo XVI y XVII, ambos corsarios provocaron los saqueos más rememorados de la huerta de Alicante. Como los de Dragut – sucesor de Barbarroja- que llegó hasta Sant Joan d’Alacant en un desembarco con veintisiete barcos en 1550. Casi cien años más tarde, cuatrocientos corsarios se intentaron llevar doscientas mujeres, niños y mayores, pero fueron liberados entre Benimagrell y la playa.
![Refugios de piratas en la Huerta de Alicante](https://xn--rediseo-9za.iambiente.es/wp-content/uploads/2023/08/FOTO2_NoticiaAmpliada.jpg)
Estos ataques a toda la costa mediterránea fueron constantes desde la llegada del Imperio Turco a Argelia en 1516. En el reinado de Felipe II, ingenieros italianos como Vespasiano Gonzaga o Juan Bautista Antonnelli acabaron de blindar la costa para proteger a los agricultores de estos ataques. La Huerta de Alicante vivía su mejor momento, con la recogida de aguas del río Monnegre desde el Pantano de Tibi y los azudes de Mutxamel. Estas acequias construyeron un enorme delta artificial entre Mutxamel y la playa, empastado por bancales y fincas señoriales.
¿Resistencia a la desmemoria o renacimiento de l’Horta?
Una vez finalizaron los ataques piratas, las torres sirvieron para dar estatus a las fincas señoriales que trufaban l’Horta, uno de los pilares económicos del Alacantí durante siglos. «De todos los cultivos, lo más importante era el de la viña, con la que se producía el vino fondillón», explica nostálgico López. Pero la plaga de la filoxera desató una serie de catástrofes que acabaría con el rendimiento de l’Horta. En el siglo XX se deja de cultivar y con el boom turístico del Desarrollismo franquista, las tierras eran más rentables si se plantaban bungalows en lugar de tomateras.
![Refugios de piratas en la Huerta de Alicante](https://xn--rediseo-9za.iambiente.es/wp-content/uploads/2023/08/FOTO3TORRECOMTE_NoticiaAmpliada.jpg)
Salvo algunas excepciones como la Finca Morote -productores de aceite, vino y moscatel-, l’Horta ya no es lo que era… de momento. Activistas como Juan López intentan que no se pierda su valor, al menos en la memoria de la ciudad: “a partir de una ruta con el profesor Antonio Campos Pardillos. Vi que la información estaba muy dispersa y decidí abrir un blog. Al poco tiempo, conseguimos que se editara un libro en la universidad, se señalizara una ruta…”, explica López.
Un recorrido entre la Condomina y la playa
Así, las Torres de la Huerta fueron construidas durante los siglos XVI y XVII en la llamada huerta alicantina, porción de tierra situada al noreste de la ciudad de Alicante, regada por las aguas del pantano de Tibi a través de un complejo sistema de acequias y dedicada al cultivo de la vid. Esta gran riqueza atrajo a los piratas berberiscos, que mediante rápidas incursiones con el fin de conseguir mercancías y esclavos, asolaban el Mediterráneo.
![Refugios de piratas en la Huerta de Alicante](https://xn--rediseo-9za.iambiente.es/wp-content/uploads/2023/08/folleto-torres-senderos-cast-web-1.jpg)
Las torres trufaron esta porción de terreno entre la Condomina, Santa Faz, Sant Joan d’Alacant, Mutxamel, Benimagrell y el Campello. ELl objetivo: mitigar estos ataques se desarrolló un sistema defensivo que consistía en detectar la presencia de naves hostiles mediante torres vigía en la costa. En situaciones de peligro se daba aviso rápidamente al resto de torres y poblaciones cercanas para que sus habitantes buscasen protección en las torres de defensa y refugio.
La ruta editada por el Ayuntamiento de Alicante, dentro del programa de Senderos Urbanos, incluye un grupo de torres, su ubicación, los caminos históricos junto a los que se encuentran, las características constructivas, así como sus aspectos más destacados. Y como nexo de unión, un recorrido que transita tanto antiguos caminos como nuevas avenidas, lo que permite adentrarse en una porción de la historia.