¿Cambiar nuestros hábitos puede cambiar el mundo? Esa es la base del flexitarianismo, un movimiento que pretende reducir el consumo de carnes rojas y fomentar alimentos vegetales como legumbres. Esta tendencia, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación lo sigue un 41 % de la población en España.
Entre las ventajas que aporta está el que reduce significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de recursos hídricos. Y a eso añaden que si se aplica el flexitarianismo se minimiza el sobrepeso y la obesidad.
Estas son algunas de las claves que han analizado en ‘Alimentación S.O.S.tenible’ un evento que ha reunido este mes a diferentes empresas e instituciones. Y estas se han marcado un objetivo, fomentar una nueva forma de comunicar la alimentación. ¿Por qué? Según indican, 8 de cada 10 guías alimentarias internacionales no cumplen con los objetivos climáticos del Acuerdo de París. Y en España, la mayoría de estos documentos no consideran criterios de sostenibilidad.
Las dietas ricas en alimentos de origen vegetal son sanas y efectivas en todas las etapas de la vida, como recalcan los expertos. Por eso señalan que se puede incluir en las etapas de embarazo y lactancia, durante el período infantil, hasta en edades más avanzadas. Además de la reducción de emisiones, una alimentación flexitariana puede reducir la utilización de terreno en casi un tercio y llegar a consumir hasta un 10 % menos de recursos hídricos.
Flexitarianismo y tradición
Laura Fernández, directora general del Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC), subraya la importancia de actualizar las guías alimentarias para incluir alternativas vegetales a las fuentes proteicas de origen animal. Además, destaca que una dieta que siga el flexitarianismo es más fácil de implementar y más inclusiva que los patrones que excluyen completamente ciertas categorías de alimentos.
En España, donde ya el 60 % de las personas consumen alternativas vegetales a los lácteos, el flexitarianismo se alinea con las tradiciones alimentarias basadas en la dieta mediterránea. Este enfoque no solo respalda la salud, sino que también abraza la sostenibilidad, proporcionando una solución tangible para cambiar nuestra forma de comer y ayudar a preservar nuestro planeta.
¿Qué es lo que se podría conseguir con ello? Según datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), una dieta saludable y sostenible que incluya criterios de impacto medioambiental podría evitar más de 80.000 muertes anuales. Y más allá de eso: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 70 %. Eso si se compara con la dieta promedio actual, precisan.
Fabrice DeClerck, director científico de EAT Foundation, señala que las dietas del flexitarianismo «pueden aportar suficiente energía, nutrientes y proteína, a la vez que reducen la huella ambiental del sistema alimentario». Una opinión en línea con la de otros expertos que enfatizan que una alimentación con menor impacto medioambiental no debe comprometer las necesidades nutricionales de la población. Y para conseguirlo la divulgación científica se presenta como un pilar fundamental en esta transición.