Peñíscola

La magia de Peñíscola

Herejías, misterios sin resolver y códices secretos. Peñíscola es una ciudad con mucha historia que contar, perderse en su centro histórico es regresar a una época ya casi olvidada, dónde, si te fijas bien, tal vez puedas ver entre las sombras a los marineros de otro tiempo llegar del mar, oler la sal que traen con ellos y escuchar historias sobre los piratas a los que dicen que se enfrentaron.

El Centro Histórico de Peñíscola

Subiendo por la famosa Avenida del Papa Luna, desde que la que se pueden obtener unas vistas únicas de la Playa Norte y el castillo del Papa Luna, llegas al centro histórico de la ciudad. Allí podrás disfrutar de infinidad de actividades de ocio, restaurantes o si lo prefieres, podrás visitar el museo gratuito del mar, el Museu del mar,  situado sobre el Baluarte del Príncipe, en el antiguo edificio Les Costures. De 9 de la mañana hasta las 15 de la tarde, tienes la posibilidad de viajar en el tiempo hacia una época en la que las gentes de Peñíscola vivía del mar y observar algunas de las especies autóctonas que conservan en sus tres acuarios.

Otro interesante monumento es la Ermita de la Virgen de la Ermitana, construida entre 1708 y 1712, la ermita de estilo barroco, está integrada en la muralla del castillo, en la plaza de armas.

Siguiendo la inexpugnable muralla de estilo renacentista del s.XVI, llegas al Baluarte del Calvario cuyo acceso es gratuito. Este elemento defensivo, forma parte de una batería constituida por el Fortín de Bonet, las murallas bajas y la fortaleza templaria. Con una inigualable vista del mar, el Baluarte protegía a la ciudad de los posibles ataques que recibiera, entre ellos, piratas.

Junto al Baluarte del Calvario, se encuentra el Parque de la Artillería. Transformados en jardines durante el siglo pasado, es la única zona verde del casco antiguo y está situado justo debajo del castillo. Su principal función era defender el castillo del Papa Luna de los ataques provenientes del mar como los de los piratas berberiscos. En la actualidad, ese espíritu belicista ha desaparecido y ahora es un remanso de paz donde en ocasiones se realizan exhibiciones de aves rapaces.

Los misterios del Castillo de Peñíscola

Si alzamos la mirada, veremos una la mayor joya de Peñíscola: El Castillo del Papa Luna. Protagonista de muchas de las leyendas que envuelven esta ciudad icono de Castellón, cuenta misterios que aún en nuestros tiempos, quedan sin resolver.

Sus primeros propietarios fueron los Templarios, quienes construyeron el castillo 1294 sobre los restos de una alcazaba árabe. La orden, tenía la creencia de que existían ciertos lugares en el mundo en los que la energía podía producir alteraciones en la conciencia humana, experimentando sucesos paranormales. Tal vez ellos tuviesen una intuición y temiendo la desaparición de la orden, abandonaron el castillo en 1307 dejando tras de sí, el manuscrito de Salomón, en el que se descubren los verdaderos nombres de los espíritus del submundo.

Y de espítus trata la cosa, porque, dicen, que si te detienes bajo los arcos ojivales que sostienen los muros de su interior, podrás escuchar los gritos del Papa Luna reclamando ¡YO SOY EL VERDADERO PAPA!

La historia relata que el Papa Luna, también conocido como Benedicto XIII, llegó a Peñíscola huyendo de Francia tras fracasar en reunificar a la Iglesia, que se había fraccionado en dos después de la Cisma del Occidente. Durante su vida, se negó a abdicar y antes de entregarse al mar, cuentan, que escondió el Códice Imperial escrito por Constantino dentro del castillo. Muchos lo han buscado, pero ninguno lo ha hallado.

Peñíscola
Vista del Castillo del Papa Luna desde el Parque de la Artillería

Un paseo a la orilla del mar

Peñíscola, no es solo famosa por sus monumentos históricos o por haber sido la ciudad libre de Meereen, ciudad conquistada por Daenerys Targarien en Juego de Tronos. También es conocida por sus playas y calas.

La Playa Norte es la más cercana al casco histórico y la que se puede ver desde los monumentos que ya hemos comentado. Es una playa bastante concurrida y con muchos puestos de comida típicos perfectos para tomar un descanso después de la caminata.

Si buscas algo un poco más alejado pero aún dentro de la ciudad, la Playa Sur es perfecta para ti. Solo imagínalo, el sol calentando la piel, el sonido de las olas rompiendo en la orilla y la arena fina bajo tus pies ¿no es una imagen reconfortante?

Aunque si estás dispuesto a coger el coche, siempre puedes acercarte a las Cala del Moro o la Playa Basseta, donde los turistas no suelen ir.

Por último, no podemos despedirnos de Peñíscola sin recomendarte la Sierra de Irta, una de las pocas zonas vírgenes del Levante. Aquí puedes visitar el Parque Natural y realizar diversas rutas de senderismo o bicicleta, o, por otro lado, entrar a su Reserva Marina, desde ahí te invitamos a descubras las bellezas escondidas de la costa levantina, como la Cala Ribamar, la de Argilaga, la Playa del Pebret con la Duna del Pebret, y por supuesto, la Playa de Irta.

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