Javier García es catedrático de química inorgánica. Dirige el Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante, un centro de investigación que trabaja en la síntesis y aplicación de materiales nanoestructurados para la producción sostenible de productos químicos y energía. Es decir, en la fabricación de nanomateriales destinados a las aplicaciones energéticas, el tratamiento de aguas, la producción y el uso adecuado de la biomasa o a las técnicas de separación de gases, entre otras opciones.
Las patentes del químico alicantino son el objeto de deseo de las petroleras, porque su catalizador permite multiplicar la obtención del carburante a partir del petróleo crudo. Gracias a su tecnología, cada barril de petróleo vale más. Un ejemplo de la importancia de la ciencia, el emprendimiento y la innovación como motor de la economía y la sociedad.
Es por eso que Javier García centró la última cita del Foro Espacio Séneca. En este foro habló recientemente del papel de la ciencia frente a los grandes desafíos del plantea, como es el cambio climático, la sostenibilidad o el avance del conocimiento. “La causa del aumento de incendios es el cambio climático, sin ninguna duda”, afirmó el científico. “Las emisiones de CO2 contribuyen a ello y nosotros trabajamos para transformar esas moléculas en otras de valor añadido para combustibles y que se puedan vender”, explicó sobre este aspecto.
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Ciencia para combatir el cambio climático
“Los incendios no ocurren porque venga una plaga, sino por ese aumento de emisiones”, comentó el investigador. “La monitorización con satélites, la inteligencia artificial, la gestión de la agricultura y un mejor uso de las imágenes que dan esos satélites, igual que se usa la IA para detectar cáncer, se puede entrenar para que, con los datos de los incendios, sea más probable identificar”, según explicó.
Del mismo modo, apuntó hacia mejorar la comunicación durante el incendio para entender hacia dónde va el viento y poder evacuar. Además, destacó las tecnologías de extinción de incendio, como “bombas que explotan y lanzan sustancias que impiden que el fuego avance”. Sin embargo, una de las primeras medidas a tomar siempre será mejorar la gestión del campo, como los cortafuegos. “Cosas que se hacían y antes ya no se hacen”, afirmaba, para no tener así esos incendios de sexta generación.
Más ciencia, más humanismo
Respecto al avance del conocimiento, Javier García aseguró que “nunca había habido una transferencia mayor de ciencia en la vida de las personas”. Y los terrenos “han de ser fértiles para ello, porque esa transferencia es rápida, pero solo ocurre en pocos lugares”. Sin embargo, el investigador admite que una de sus preocupaciones es que la ciencia se está convirtiendo en un divisor. “Favorece la división y no la unión”, sentencia, porque la ciencia y las oportunidades que genera se crean solo en los países desarrollados.
“Nunca ha habido un momento más apasionante para ser científico”, sentenció. “Tenemos los juguetes más increíbles y podemos poner una sonda en un cometa; podemos ver el baile en el centro de la vía láctea, podemos ver y tocar los átomos, hacer cosas que parecen magia”, describía. Por el contrario, según explica, lo negativo es que, además, los drones vuelen sobre Israel y maten personas o que la IA interfiera en las elecciones europeas. “Cuanto más científica sea una sociedad, más humanista tiene que ser esa sociedad, porque los retos son mayores y la piedra que nos podemos arrojar es más grande y peligrosa”, concluía Javier García.
El caso de los catalizadores
Su papel como investigador se ha plasmado en múltiples patentes y proyectos de investigación o en acuerdos de transferencia de tecnología y otras actividades comerciales. Destacan los catalizadores comercializados por su empresa Rive Technology, fundada en Boston en 2004 como spin off del Instituto Tecnológico de Massachusetts, durante una estancia postdoctoral. Fue adquirida por la multinacional norteamericana W. R. Grace en 2019 y hoy sus catalizadores se utilizan en refinerías de todo el mundo, mejorando la eficiencia del proceso y reduciendo las emisiones de CO2. “Seguimos desarrollando nuevos catalizadores con estructura más abierta para reacciones más complejas”, explicó Javier García. Además, investiga en otros ámbitos de actuación, como la sanidad, donde trabajan en la identificación temprana de enfermedades.
Una trayectoria brillante
Los proyectos e investigaciones de Javier García le han valido múltiples reconocimientos. De hecho, acaba de recibir el Premio Nacional de Investigación, en el área de Transferencia de Tecnología, del Ministerio de Ciencia e Innovación. Sin embargo, anteriormente ha sido reconocido por el Foro Económico Mundial y por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, entre otras instituciones, como uno de los jóvenes más innovadores de su generación.
Recibió el Premio Jaume I de la Generalitat Valenciana, en la categoría de Nuevas Tecnologías y, con parte de este galardón, creó Celera, un programa de apoyo al talento cofundado por la Fundación Rafael del Pino, que identifica y dota de recursos, formación y oportunidades a los jóvenes con más talento de España. Además, es miembro felow del Consejo Internacional de Ciencia, que es el honor más alto que concede esta institución internacional en la que se reúne a científicos, ingenieros y líderes intelectuales de la esfera de la ciencia y la política.