Se llama Neuroedulab y su objetivo es desarrollar herramientas de aprendizaje activo con las que potenciar la asimilación y memorización de conceptos con mayor eficiencia. Una idea del campus de la Universitat Politècnica de València (UPV) en Alcoy, donde se ha implantado el primer laboratorio de neuroeducación de España. Un proyecto impulsado por David Juárez, coordinador del laboratorio e investigador del Macom Research Lab de la UPV, y Pau Bernabéu, director del campus.
La iniciativa nace un grupo de investigadores de la universidad. Un novedoso laboratorio que se ha instalado en Ciudad Politécnica de la Innovación (CPI) del campus de la UPV en Alcoy, en el Edificio Viaducto. El objetivo es implantarse más adelante en el campus central ampliando sus funcionalidades. «Entendemos que en algún momento querrán tener una réplica en Valencia, pero todavía no se ha abordado», afirma Juárez, coordinador del Neuroedulab.
![Neuroedulab](https://xn--rediseo-9za.iambiente.es/wp-content/uploads/2024/07/Neuroedulab-03.jpeg)
Neuroedulab está equipado con la última tecnología en biometrías de neurociencia. Elementos que permiten monitorizar el rendimiento de los estudiantes para mejorar su aprendizaje y asimilar nuevos conocimientos. Cuenta con equipos de electroencefalografía, respuesta electrodérmica de la piel, reconocimiento de emociones a través de la codificación facial, ritmo cardiaco y seguimiento de la atracción visual del estudiante.
¿Es el fin de la clase magistral?
La plantilla de profesores de la UPV estamos siendo formados en metodologías activas de aprendizaje. «La lección o la clase magistral de toda la vida, donde el profesor habla y el alumno toma apuntes, está cada vez en menor valía«, describe el coordinador del laboratorio. «Eso no significa que se vaya a abandonar, ni muchísimo menos, pero los alumnos que nos llegan están hiperestimulados y acostumbrados a trabajar en menores dosis de atención y de una forma más activa», añade.
En ese sentido, desde la universidad se pretende validar científicamente las nuevas metodologías de aprendizaje activo como son la gamificación o las dinámicas de grupo, el aprendizaje colaborativo o mediante el descubrimiento, etcétera. «No queremos que haya alumnos pasivos en el aula, que se aburren y les cueste conectar«, apunta. Es por eso que Neuroedulab ha pasado a la fase de la métrica. «Vamos a medir el rendimiento cerebral», destaca. Por ejemplo, si realizan una gamificación en el aula con un kahoot, que es una herramienta digital, medirán el rendimiento cerebral de los alumnos para ver si mejora la atención del alumno, el interés, la conexión emocional, el estrés y así sucesivamente, a través de las biometría.
Clasificación de metodologías
«Queremos ver cuáles son las metodologías que mejor rendimiento dan y establecer un orden entre ellas«, describe Juárez. Por otro lado, la respuesta galvánica o electrodérmica de la piel se puede medir el nivel de sudoración de los dedos del alumnado y, con ello, su intensidad emocional. Con el electroencefalograma, colocando 14 sensores, se monitoriza la actividad cerebral, que posteriormente procesan e interpretan con un software especial. Además, el eye tracking o seguimiento ocular permite saber dónde mira el alumno en cada momento y determinar cuáles son los puntos que más les llaman la atención.
«No solo trabajaremos con una de las metodologías sino que iremos combinando varias y viendo cual es el orden idóneo de las secuencias, mezclándolas con la propia clase magistral», destaca. Así, se van seleccionando materias y grados de estudio en dicha universidad para monitorizar clases reales en el aula del laboratorio.
Mejorar el rendimiento del alumnado
A corto plazo, pretenden darse cuenta de cuáles son las metodologías nuevas en las que están siendo formados los docentes que mejor funcionan. En el medio plazo, quieren clasificarlas y establecer una secuencia que mejore el interés, la memoria y, con ellos, el rendimiento del alumnado. A largo plazo, las irán incorporando a la formación universitaria adaptando esa secuencia a las nuevas generaciones, que todavía van a ir llegando a las aulas más hiperestimulados al ser nativos digitales. «Las pantallas y las redes sociales contribuyen a minorar su capacidad de atención«, sentencia.