acuicultura

Las fugas de la acuicultura aumentan las capturas de dorada y lubina en la pesca tradicional

La proliferación de plantas de acuicultura a lo largo y ancho del mar Mediterráneo ha tenido consecuencias en el ecosistema. Una de ellas es que ha generado un aumento de ejemplares de algunas especies salvajes icónicas de este entorno. Es el caso de las doradas y lubinas. Dos especies altamente demandadas para el consumo gastronómico y que más se producen en este tipo de instalaciones en mar abierto, que en ocasiones sufren fugas de peces cuando hay tormentas.

«Estos ejemplares que se escapan pueden enmascarar los datos de las poblaciones silvestres», según afirma Kilian Toledo, investigador de la Universidad de Alicante (UA) y autor principal del informe que ha elaborado el Departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada. Un estudio en el que se analiza la influencia de la acuicultura y la evolución de las capturas de doradas y lubinas en el sector pesquero. Trabajo que ha sido publicado en la revista Scientific Reports, de la prestigiosa editorial científica Nature.

La principal novedad de este estudio es que cuentan con datos de todo el mar Mediterráneo. Sin embargo, antes solo disponían de datos regionales. Así, la conclusión a nivel global es la misma que venían comprobando a nivel local. Los episodios de fugas en la acuicultura marina aumentan las capturas de la pesca artesanal. Eso implica que, si se produce sobreexplotación por parte de la pesca tradicional, esta queda enmascarada con la suplantación que producen los ejemplares fugados.

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Se altera la diversidad genética

«Esto puede confundir las evaluaciones de stocks de las especies criadas y las salvajes», detalla Toledo. Con lo que «se altera la diversidad genética y aumenta el riesgo de propagación de los patógenos y parásitos, compitiendo con los análogos silvestres, al tiempo que aumentan sus capturas en las pesquerías del Mediterráneo», destaca. Y es que, según ha podido comprobar, los desembarques de dorada que llegan a los puertos están significativamente correlacionados con la biomasa estimada de doradas que se han escapado hacia el medio natural.

«Hay un patrón similar para la lubina hasta 2005, pero la relación general entre desembarques y escapes no es tan significativa debido a la drástica disminución en las capturas en los últimos años», explica Toledo. «La mortalidad alta de las lubinas escapadas, la baja capturabilidad y las menores huidas de las granjas rebajan su influencia en los desembarques de la pesca profesional», describe el autor del estudio.

Entran en el mercado como pescado salvaje

Los investigadores han detectado cambios significativos positivos en las capturas de los pescadores para ambas especies, coincidiendo con el inicio de la acuicultura en el Mediterráneo y con el período en que los escapes superaron la cantidad por parte de la flota artesanal. Así, los datos obtenidos en el estudio liderado por la UA evidencian que es importante hacer una buena gestión de los escapes en el sector de la acuicultura para evitar que especies de cultivo entren en el mercado como pescado salvaje, así como para mitigar el impacto socioeconómico y ambiental.

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Los escapes pueden alcanzar el 20% de la producción

La tasa de escapes a nivel global, para todo el Mediterráneo, se estimó en un 5% de la producción anual de la acuicultura, pero puede llegar hasta el 20% en eventos extremos por grandes tormentas. «La acuicultura es una industria muy importante para la economía y el consumo, pero debemos abogar por una mejor gestión y proponer planes de contingencia involucrando a las administraciones públicas y a los propios pescadores profesionales para las recapturas de los animales fugados», destacada el investigador de la UA.

Además, el autor insiste en que, «con el cambio climático, los episodios extremos cada vez van a ser más habituales y hay que invertir en tecnologías y sistemas de prevención y mitigación de fugas para mejorar la sostenibilidad y proteger la biodiversidad del medio marino».

Un estudio a escala ecosistémica

«Gracias a esta investigación colaborativa, hemos podido evaluar la influencia de la acuicultura en la pesca a escala ecosistémica», señala el autor. «Manejábamos información y datos a nivel regional, pero, por primera, vez hemos obtenido datos que abarcan todo el Mediterráneo», destaca. Para ello, han utilizando datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Agricultura y la Alimentación (FAO), así como las tasas de escape publicadas por las compañías, con datos de la dorada y la lubina.

El artículo ha sido realizado por investigadores del Departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA- CSIC/UIB), del Instituto Noruego de Investigación de la Naturaleza (NINA) y del Laboratorio de Acuicultura Sostenible: Templado y Tropical (SALTT), de la Universidad de Melbourne (Australia).

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