Las Fallas de Valencia son mucho más que fuego, pólvora y arte efímero. Son una celebración centenaria que, desde su declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2016, ha adquirido un compromiso aún mayor con la preservación cultural y medioambiental. En este 2025, tras haber sido Valencia Capital Verde Europea en 2024, la sostenibilidad se consolida como un pilar fundamental de la fiesta, impulsando un cambio de paradigma en la forma en que se diseñan, celebran y gestionan los recursos de esta festividad.
Fallas Sostenibles 2025, legado de Valencia Capital Verde Europea 2024
Desde la elección de materiales en los monumentos hasta la gestión de residuos, la movilidad urbana y la concienciación ciudadana, las Fallas están en un proceso de transformación hacia un modelo más sostenible. Esta evolución no solo es una respuesta a las exigencias medioambientales globales, sino también un reflejo del compromiso del mundo fallero con su ciudad y con las generaciones futuras.
Un cambio necesario: hacia unas Fallas más ecológicas
El impacto medioambiental de las Fallas ha sido históricamente uno de los principales desafíos de la festividad. La gran cantidad de residuos generados, las emisiones contaminantes derivadas de la Cremà y el alto consumo energético durante los días de celebración han hecho que las instituciones locales, junto con las comisiones falleras, trabajen en soluciones que minimicen estos efectos.
Uno de los cambios más significativos es la transformación en los materiales de los monumentos falleros . La prohibición de los derivados del petróleo en la construcción de las fallas para el año 2030 ha impulsado la búsqueda de alternativas más ecológicas. En este sentido, un innovador proyecto de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) ha recuperado el uso de la paja de arroz , un residuo agrícola que se empleó en los primeros monumentos falleros y que hoy se presenta como una opción viable y sostenible para el futuro de la fiesta.
El Ayuntamiento de Valencia ya reforzó esta transición el año pasado con la exigencia de que las Fallas municipales de 2024 se elaborarán con materiales naturales en su estructura, pintura y acabados, una normativa que se ampliará a más comisiones en este 2025. Este avance, sumado al uso de técnicas de combustión más eficientes, busca reducir el impacto ambiental de la crema , uno de los momentos más esperados pero también uno de los más contaminantes de la celebración.
Movilidad y residuos: claves para unas Fallas sostenibles
Las Fallas de Valencia son una celebración de gran envergadura que transforma la ciudad durante varios días, generando un incremento significativo en la movilidad y la producción de residuos. La llegada de más de un millón de visitantes cada año, sumada a la intensa actividad de las comisiones falleras, supone un reto logístico y ambiental que las autoridades han abordado medidas con específicas para reducir el impacto de la fiesta sobre el entorno urbano.
En materia de transporte, el Ayuntamiento de Valencia ha implementado un plan de movilidad sostenible que fomenta el uso del transporte público y la reducción de la circulación de vehículos privados en el centro de la ciudad y en las principales zonas falleras.
La ampliación de servicios de autobús y metro, junto con la promoción del uso de bicicletas y desplazamientos a pie, permite aliviar la congestión del tráfico y minimizar la huella de carbono generada por los desplazamientos durante las Fallas. Estas medidas también contribuyen a mejorar la calidad del aire, uno de los aspectos más afectados por la celebración.
Gestión de residuos, otro gran reto
Otro de los grandes retos es la gestión de residuos. La acumulación de desechos en las calles y plazas donde se desarrollan los eventos falleros ha llevado a reforzar la infraestructura de recogida selectiva y reciclaje. En los últimos años, se ha avanzado en la reubicación y optimización de los puntos de recogida de residuos, con la instalación de 2.387 nuevos contenedores y 189 puntos específicos para cenizas . Además, la campaña «La Reciclà» , en colaboración con Ecovidrio, ha permitido sensibilizar a las comisiones falleras sobre la importancia de la recogida selectiva de vidrio, logrando una mayor implicación en el reciclaje de estos residuos.
Para reforzar este compromiso, en 2025 se ha introducido la figura del delegado sostenible , un representante en cada comisión fallera que será el encargado de supervisar y fomentar prácticas responsables en la gestión de residuos.
Su labor no se limita al reciclaje de vidrio, sino que también incluye la reducción del uso de plásticos de un solo uso, la optimización del consumo de energía en la iluminación y decoración de las carpas, y la reutilización de materiales en la confección de disfraces y decoraciones. Con esta iniciativa, se busca consolidar la sostenibilidad como una parte integral de la organización de la fiesta.
La educación ambiental como pilar del cambio.
Más allá de las medidas concretas en materia de residuos y movilidad, la concienciación ciudadana es un elemento clave para asegurar el éxito de esta transformación sostenible. En este sentido, la Fundación València Clima i Energia ha impulsado una guía con recomendaciones dirigidas tanto a falleros como a turistas, promoviendo hábitos responsables durante la festividad. Entre las sugerencias se encuentran la reducción del uso de plásticos, la separación correcta de residuos y la apuesta por la eficiencia energética en la iluminación y las estructuras utilizadas en los actos falleros.
El Ayuntamiento de Valencia también ha reforzado la educación ambiental con la creación de cinco equipos de educadores ambientales que, durante las Fallas, informan a vecinos y visitantes sobre la correcta gestión de los residuos y el impacto de la contaminación. Paralelamente, se han desarrollado talleres dirigidos a las comisiones falleras para que los más pequeños aprendan sobre sostenibilidad de una forma didáctica y participativa.
El mundo fallero, que ha demostrado históricamente su capacidad de adaptación, ha acogido de manera positiva esta nueva vertiente educativa, incorporando en sus monumentos temas relacionados con el cambio climático, el reciclaje y la preservación del medio ambiente. Cada año, más fallas apuestan por mensajes de concienciación en sus diseños, lo que refuerza el papel de la fiesta como un espacio de divulgación y sensibilización social.
III Edición de los Premios ‘Fallas Neutras y Sostenibles’
Para premiar el esfuerzo de las comisiones falleras que han adoptado medidas de sostenibilidad, la Concejalía de Emergencia Climática y Transición Energética ha lanzado la tercera edición de los premios ‘Fallas Neutras y Sostenibles’. Con un presupuesto de 18.000 euros , estos premios buscan reconocer y fomentar la incorporación de prácticas ecológicas dentro del mundo fallero, incentivando la transición hacia unas Fallas más respetuosas con el entorno.
Los premios se dividen en dos categorías: cinco fallas grandes y cinco fallas infantiles. Las comisiones serán evaluadas según diferentes criterios, como la utilización de materiales ecológicos en la construcción de los monumentos, la reducción y compensación de la huella de carbono, y la organización de actividades de sensibilización ambiental. También se valorará la implicación en la Misión Climática València 2030 , un programa de acción medioambiental que busca convertir a Valencia en una ciudad climáticamente neutra.
El jurado, compuesto por cinco expertos designados por la Concejalía de Mejora Climática, Acústica y Eficiencia Energética, deliberará entre hoy y mañana (15 y 16 de marzo), analizando las candidaturas y visitando las diez comisiones finalistas para evaluar de primera mano sus iniciativas sostenibles. Además del reconocimiento público, las fallas ganadoras recibirán un estándar simbólico elaborado con materiales reciclados y de economía circular.
En la edición de 2024, la falla Borrull-Socors fue la gran ganadora, obteniendo el primer premio tanto en la categoría de falla grande como infantil. Otras comisiones destacadas fueron Lepanto-Guillem de Castro, Fernando el Católico-Erudito Orellana y Ripalda-Beneficencia-San Ramón , que apostaron por el uso de materiales biodegradables y estrategias innovadoras para reducir su impacto ambiental. La expectativa para la edición de 2025 es alta, con más comisiones sumándose a la iniciativa y presentando proyectos cada vez más ambiciosos en materia de sostenibilidad.
Un modelo de festividad para el futuro
Las Fallas 2025 marcan un punto de inflexión en la evolución de la fiesta hacia un modelo más respetuoso con el medio ambiente. El legado de Valencia como Capital Verde Europea 2024 ha impulsado una serie de cambios estructurales que han demostrado que la sostenibilidad y la tradición pueden ir de la mano. La transformación de los monumentos falleros con materiales ecológicos, la mejora en la gestión de residuos, el fomento del transporte sostenible y la educación ambiental son algunos de los avances más destacados.
La consolidación de estas prácticas dependerá de la implicación de todos los actores que forman parte de la festividad: falleros, turistas, instituciones y ciudadanos. La transición hacia unas Fallas más sostenibles es un proceso en marcha que requiere el compromiso continuo de toda la comunidad valenciana. Sin embargo, los avances logrados hasta ahora reflejan un cambio de mentalidad y un reconocimiento de la importancia de preservar el entorno sin renunciar a la esencia de la fiesta.
Si algo han demostrado las Fallas a lo largo de su historia es su capacidad de adaptación y evolución. En este nuevo capítulo, la sostenibilidad se perfila como el fuego que mantendrá viva la tradición para las generaciones futuras. El desafío es convertir esta transformación en un modelo a seguir, consolidando a Valencia como una ciudad que no solo celebra su cultura, sino que también la protegida y la proyecta hacia un futuro más verde.