«No se puede volver al rey coche y el vehículo privado». Esta es una de las conclusiones que destaca Ignasi Armengol, director de internacional en Vectalia, sobre los encuentros digitales que han estado organizando durante la pandemia. Por eso insiste en que «no se puede volver atrás el esfuerzo en favor del transporte público y lo sostenible».
La clave en el regreso a la normalidad que se está intentando aplicar es «aprovechar las ventajas de haber podido parar los vehículos para demostrar que hay otra movilidad sostenible». Y con ello Armengol se refiere a plantearla como algo nuevo «tanto individual como el movimiento a pie». Y con eso, que la gente vea que caminar quince o treinta minutos entra en una movilidad urbana».
La ciudad del cuarto de hora
Este concepto que menciona Armengol es el que se ha popularizado bajo el término la ciudad del cuarto de hora. Una idea en la que uno de sus invitados, Pau Noy, explicó su experiencia en un barrio de Friburgo. El presidente de la Fundación Movilidad Sostenible y Segura partía con la ventaja de que en los barrios de esta ciudad suiza «han conseguido que sea verdad que en un cuarto de hora te puedas mover para trasladarte a lo que necesitas».
Como recuerda el directivo de Vectalia, así lo han logrado «porque se han construido de una manera funcional y para que tengas opción de residencia, trabajo y ocio». Una experiencia que ve replicable en otras ciudades de tamaño medio, como Alicante. «Se podría acompañar con un esfuerzo en bicicleta y un buen servicio de autobuses», considera. Un planteamiento que ya se aplica él mismo, que apuesta por la combinación de bus y tranvía para moverse en su día a día.
Una cosa que plantea es que después de un extenso estado de alarma, se debería «aprovechar que somos capaces de vivir sin coche». Lo que, además, ha conseguido «que las ciudades han estado muy sanas y sería mucho peor morir contaminados».
Reflexionar desde lo académico
Ideas como esta que surgen desde la cátedra Vectalia le sirven a Armengol para probar esa nueva visión que presentan. Una que fuera más allá de la sucesión de conferencias que los operadores de servicios de autobús o tranvía impartían centrándose en la limpieza. «Aparte de esta visión», señala, «queríamos ver qué hacía el mundo académico y qué veía».
«Una de las razones para estos diálogos es hacer fuerza entre expertos de matar esa primera idea de que el transporte público es una forma de contagio altamente peligroso», resalta. De ahí que ponga en valor la lista de expertos que han participado en estos seminarios digitales para tratar desde los sistemas individuales de transporte al esfuerzo por la limpieza profunda del vehículo.
Otra de las lecciones aprendidas, aplicando su perspectiva como director de internacional, es que «con todo esto hemos visto que el mundo también se ha hecho pequeño». Él lo ha visto en «países tan diferentes como Francia o Marruecos», donde ya están operando, porque «las normativas se parecían muchas en fases, en distanciamiento social o reducción de oferta al principio para el máximo confinamiento». Así, asegura que «lo que hemos hecho no ha sido diferente de Béziers o Nador«.
Un mismo patrón internacional
Esta similitud de los planteamientos «habla bien de la coherencia de las medidas implementadas y del desconfinamiento progresivo con la limpieza, las certificaciones, los espacios…». Por eso espera que estas reflexiones de ciudades más sostenibles que surgen a partir de la experiencia en los seminarios digitales se den al mismo tiempo «en las ciudades francesas, incluso en las marroquíes que estaban hace cinco años en otro régimen. Eso en Marruecos hace cinco años era inimaginable. Y estamos haciendo lo mismo en Perpignan, Alacant o Nador».
Como razona Armengol, «hay una clara conciencia en el grupo de que toda la experiencia adquirida de los más de 50 años es totalmente revertible para otros países y continentes». La primera conclusión que apunta es la «de levantar los ojos y ver la calidad como operadores públicos de primer nivel, como cualquier país». Una segunda va a que «el mundo se ha hecho más pequeño. Y se ha visto que con la covid no necesitas tener a todos los del equipo en tu despacho». Si estás actualizado con tu explotación, «se trata de aprovechar las tecnologías que nos permiten tener esa supervisión empresarial a veinte o dos mil kilómetros. Esas dos cosas juntas han hecho que se tenga una clara visión internacional».