Un nuevo implante cerebral con más de mil electrodos podría inducir la percepción de formas, movimiento y letras en personas ciegas. Según indica un trabajo internacional publicado en la revista Science. En el que ha participado el director del Grupo de Neuroingeniería Biomédica del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), Eduardo Fernández Jover. Este trabajo se ha realizado en colaboración con investigadores del Instituto de Neurociencias de Holanda. Y los resultados demuestran el potencial de esta tecnología, con 1.024 electrodos, para, en un futuro, mejorar la calidad de vida de muchas personas ciegas.
“Esta es la primera vez que se realiza un implante cerebral con un número tan alto de microelectrodos”, explica Fernández Jover. El ensayo se ha realizado en primates en laboratorios holandeses. Los resultados son “muy prometedores” para el desarrollo de una neuroprótesis visual, basada en microelectrodos similares a los implantados en estos animales, que pueda ayudar a personas ciegas o con baja visión residual a mejorar su movilidad. E incluso, de una forma más ambiciosa, a percibir el entorno que les rodea y orientarse en él.
No obstante, el profesor de la UMH añade que, aunque los resultados de este y otros trabajos son “muy útiles” para avanzar en el desarrollo de esta tecnología, “todavía hay muchos problemas por resolver”. Y, por lo tanto, “es importante no crear falsas expectativas, ya que de momento solo se trata de una investigación en curso”.
1.024 electrodos
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Para poder implantar un número tan alto de microelectrodos en una superficie curva como es el cerebro de un primate, los investigadores tuvieron que utilizar 16 pequeñas matrices de electrodos. De 2,8 x 2,8 cm de lado. Cada una contenía 64 microelectrodos, lo que resulta un total de 1.024. De esta forma, han podido comprobar que gracias a la utilización de un número tal de microelectrodos la percepción se produce en una porción significativa del campo visual y con una resolución mucho más alta de lo que se había conseguido hasta la fecha.
Por otro lado, también, han conseguido implantar electrodos de manera simultánea en varias áreas cerebrales. Y han descubierto que el registro de las neuronas de una de las áreas visuales -conocida como V4- es capaz de predecir la cantidad de corriente que se necesita para inducir la percepción de pequeños puntos de luz, denominados fosfenos, en la corteza visual primaria (V1). Este hallazgo tiene un “importante valor traslacional”. Ya que, como recalca Fernández Jover, podría ayudar a desarrollar en el futuro nuevas tecnologías para reducir de manera significativa el tiempo necesario para el aprendizaje y calibración de toda la neuroprótesis visual.
Este trabajo forma parte de una investigación financiada por la Comisión Europea dentro del programa H2020. En él participa el grupo de Neuroingeniería Biomédica de la UMH.
Fernández Jover
Eduardo Fernández Jover es doctor en Medicina y catedrático de Biología Celular de la UMH. Además de director del grupo de Neuroingeniería Biomédica del CIBER-BBN. Y de la Cátedra de Investigación en Retinosis Pigmentaria Bidons Egara. En el contexto de esta investigación, el profesor apunta que aunque en los últimos años se han descrito algunos procedimientos innovadores para algunas patologías visuales basados en terapias avanzadas y medicina regenerativa, “la mayoría de estos tratamientos todavía se encuentra en una fase clínico-experimental muy preliminar”. Y, además, “podrían no servir para todas las personas ciegas”.
Por lo tanto, “las neuroprótesis visuales son una necesidad para el futuro y podrían ayudar a muchas personas”, concluye.
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