Madrid, Barcelona y Mollet del Vallés colocan a España como líder en contaminación del aire por NO2 en Europa, según un estudio. Foto: Henar Langa

España lidera la lista europea de mortalidad por contaminación de NO2

Madrid, Barcelona y Mollet del Vallés son las tres áreas urbanas donde se producen más muertes por dióxido de nitrógeno. Con estas tres, España se convierte en el país europeo que más padece este problema. Esta es una de las conclusiones de un estudio de impacto en salud que ha estimado por primera vez la carga de mortalidad atribuible a la contaminación del aire en más de un millar de ciudades europeas.

El estudio internacional, que ha publicado The Lancet Planetary Health, sitúa la área metropolitana de la capital de España como la primera en carga de mortalidad asociada a NO2. Y no es la única presencia del Estado, como avanzábamos, las cercanas Barcelona y Mollet del Vallés se sitúan en sexto y séptimo lugar. Una lista en la que solo aparecen otras dos capitales, París y Bruselas.

Este mapa europeo dibuja también una desigualdad clara entre el norte y el sur del continente. Por un lado, en la lista liderada por España aparecen también Italia, Francia, Bélgica y Alemania. Por otro, la tabla dedicada a las ciudades con menor mortalidad se va mucho más al norte, con la única excepción de Croacia. En esta clasificación de ciudades limpias, encabezada por Tromson (Noruega), este país y Suecia comparten el privilegio de ocupar tres plazas. Una tabla que se completa con Finlandia, Irlanda y Lituania.

Miles de muertes evitables

El proyecto liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), en colaboración con investigadores del Swiss Tropical and Public Health Institute y de la Universidad de Utrecht, también establece el impacto de las partículas finas, PM2,5. Según sus cálculos este es el más dañino. De hecho, señalan que se evitarían 51 000 muertes prematuras cada año si todas las ciudades analizadas cumpliesen con los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud.

La comparativa refleja la importancia de aplicar políticas activas que reduzcan estos contaminantes. Si en lugar de la OMS, la base fuera los registros de calidad de aire que tiene la ciudad mejor situada en el listado, se multiplicarían las vidas salvadas. Solo en el caso de las PM2,5 se trataría de 125 000 muertes prematuras evitables cada año. Y aún podrían ser más las que se evitarían si se reduciese el NO2, otras 79 000 personas.

¿Cuáles son las razones para estas diferencias? «Los peores datos de mortalidad asociada a NO2, un gas tóxico asociado fundamentalmente al tráfico rodado, se encuentran en ciudades grandes». Así lo explica Sasha Khomenko, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio. En lo que se refiere a las partículas finas, prosigue, «son materia en suspensión producto de la combustión». Y aquí recuerda que eso va más allá de los vehículos motorizados, ya que incluye «otras fuentes, como la industria, la calefacción doméstica o la quema de carbón y de madera».

Revisar los límites

Con estos datos, los autores denuncian que «no existe un umbral seguro por debajo del cual la contaminación del aire es inocua para la salud». Una afirmación contundente de Mark Nieuwenhuijsen, director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal, quien espera que a partir de estas cifras, «las administraciones locales puedan poner en marcha políticas de planificación urbana y del transporte encaminadas a mejorar la salud de las personas».

Este primer estudio «que estima la carga de mortalidad debida a la contaminación del aire a nivel de ciudades en Europa» tiene clara esta necesidad que apuntaba Nieuwenhuijsen. Las cifras señalan que «la legislación europea actual no protege suficiente la salud de las personas, por lo que los límites máximos permitidos de NO2 y PM2,5 deberían ser revisados».

¿Cómo han realizado el estudio?

El estudio, como explican, compara los niveles actuales de contaminación del aire en las ciudades con dos escenarios teóricos de mejora. La base del equipo ha sido la reciente evidencia científica sobre la relación entre los niveles de contaminación del aire y la mortalidad. Para establecer los niveles medios de cada contaminante en cada ciudad, combinaron tres modelos matemáticos diferentes. Y de ahí situaron como referencia el año 2015 para compararlo con 2018.

Las tablas de clasificación de la contaminación las han elaborado a partir de una puntuación de carga de mortalidad asignada a cada ciudad. Las puntuaciones se han calculado con un algoritmo que tiene en cuenta las tasas de mortalidad, el porcentaje de esta que es evitable y los años de vida perdidos por cada uno de estos componentes.

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