Los materiales vivos, hechos de células en una red no-viviente, han ido siendo cada vez más populares a medida que los científicos han ido dando cuenta de que imitar la naturaleza siempre es una buena idea. Ahora, y por primera vez, un equipo internacional de investigadores ha utilizado impresoras 3D y una nueva técnica de bioimpresión. Con ella han conseguido imprimir ropa con algas en forma de materiales fotosintéticos vivos que son duros y resilientes.
Las aplicaciones de este nuevo material van de los sectores de la energía, la medicina y al de la moda. Así ha sido presentado en un artículo en la revista Advanced Functional Materials.
Para crear este material, los investigadores comenzaron con celulosa bacterial no-viviente, un compuesto orgánico producido y excretado por bacterias. Esta sustancia tiene propiedades mecánicas muy interesantes, tales como flexibilidad, dureza y fuerza. Una de las destacadas es su capacidad de volver a su forma original por mucho que se lo deforme.
Celulosa imprimible
Trucan las algas verdiazules para hacerlas más resistentes al cambio climático
Esta celulosa se utiliza como si fuera el papel de una impresora y las microalgas, por su parte, hacen de tinta. Los científicos usaron impresoras 3D para depositar las algas a la celulosa bacteriana. Y la combinación de ambos resultó en un material único, explican. Tanto, que tiene las cualidades fotosintéticas de las algas y la robustez de la celulosa.
Además, como se puede suponer, es sostenible, biodegradable y resulta muy simple y fácil de producir, incluso a gran escala. Al contener plantas, además, puede alimentarse a sí misma durante semanas y, con sólo una pequeña muestra, se puede crear más material.
Las características especialísimas de este nuevo material lo hacen perfecto para productos que parecen de ciencia ficción como hojas artificiales, pieles fotosintéticas o bioprendas. Así, por ejemplo, las hojas artificiales pueden utilizar la luz del sol para convertir agua y dióxido de carbono en oxígeno y energía, almacenando esta detrás como azúcares que pueden ser convertidos en combustible.
Así por ejemplo, se podría generar energía en lugares donde las plantas reales no podrían vivir como, por ejemplo, una futura colonia en Marte. En cuanto a las biopiezas de ropa, podrían remediar algunos de los impactos ambientales de la industria textil actual, ofreciendo tejidos de gran calidad producidos de manera sostenible y que son totalmente biodegradables.
Además, al tiempo que se utilizaran, podrían purificar el aire mientras realizan la fotosíntesis. De ahí que no se deberían lavar tan a menudo como la ropa tradicional, reduciendo el uso de agua. Toda una serie de ideas que parecen de película pero que, afirman los responsables de este estudio, están más cerca que nunca de ser una realidad. Món Planeta