Destruyen cada año hasta un 40 % de la producción global de cultivos. Las enfermedades que provocan a las plantas cuestan más de 220 000 millones de dólares. Son dos de las cifras para las que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura tiene responsables, las plagas.
Y, si alguien lo dudaba, hay un factor que está haciendo que aumenten: el cambio climático. Así de claro se muestra Qu Dongyu, el director general de la FAO, al presentar este informe. «Las principales conclusiones de esta evaluación deberían alertarnos a todos sobre cómo puede afectar al grado de contagio, propagación y gravedad de las plagas en todo el mundo».
¿Cuál es la relación que establecen la profesora Maria Lodovica y los diez coautores? Según su trabajo, un solo invierno inusualmente cálido puede ser suficiente para favorecer el establecimiento de plagas invasoras. Este es un ejemplo de cómo el cambio climático aumentará el riesgo de propagación de las plagas en los ecosistemas agrícolas y forestales.
El peligro en marcha
Eso, alertan, ya está pasando. Algunas plagas, ya se han propagado debido al clima más cálido. ¿Ejemplos? El gusano cogollero, que se alimenta de un gran número de cereales como el maíz, sorgo o mijo, y la mosca de la fruta Tephritidae, que también daña otro tipo de cultivos. ¿Recuerdan que en marzo de 2020 alertaban del peligro de la langosta del desierto, la plaga migratoria más destructiva del mundo?
Sí, el aumento de temperaturas hace que las plagas migratorias se acerquen a zonas que hasta ahora se libraban de ellas. El estudio de la Universidad de Turín, Italia, concluye que eso será más probable especialmente en las regiones más frías del Ártico, las boreales, las templadas y las subtropicales.
El estudio analiza también las enfermedades vegetales, un área que se apoya en la globalización del comercio. La mitad de estas se propagan por este medio. Entre la serie de recomendaciones que proponen para mitigar el impacto del cambio climático en la sanidad vegetal, la más importante es el aumento de la cooperación internacional. Como resaltan, la gestión eficaz de las plagas vegetales de un agricultor o un país afecta al éxito de otros.
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Respuesta internacional
El equipo de Lodovica subraya la necesidad de investigar más el impacto del cambio climático en las plagas y, por tanto, en la sanidad vegetal. Y de ahí, el invertir más en el fortalecimiento de los sistemas y estructuras fitosanitarias nacionales. «Preservar la sanidad vegetal es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Mantener la sanidad vegetal es una parte integral de nuestro trabajo hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resistentes y sostenibles», afirma Qu Dongyu.
Ese objetivo va acompañado por un plan. Según recuerdan, hay que aplicar las normas internacionales de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria. El CIPF trata este tipo de medidas para prevenir la introducción y propagación de plagas vegetales dañinas. Y con ello logran otro objetivo, preservar la biodiversidad. ¿La razón? Según resaltan, las plagas invasoras son también uno de los principales motores de la pérdida del número de especies.
«Estamos preparados para fortalecer la colaboración con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático y otros», sostiene el director general de la FAO. La pretensión es «garantizar que las cuestiones fitosanitarias se reflejen mejor en la agenda internacional sobre el cambio climático». De ahí que la FAO apoyará la respuesta de los Estados para prevenir la propagación de plagas.