La mejora de la calidad del aire es un problema global que va en crecimiento. Los fallecimientos prematuros a causa de enfermedades derivadas de la polución y las consiguientes pérdidas económicas han puesto el foco sobre este asunto. En el segundo congreso sobre esta área que ha acogido Sabadell, Dinapsis ha presentado las soluciones que proponen para trabajar en esa línea.
Xavier Blanxart, responsable comercial de desarrollo de negocio del grupo Agbar, se ha encargado de presentar la Plataforma integrada para la gestión inteligente de la calidad del aire. Con ella quieren proponer soluciones para problemas tan graves y diversos como que la contaminación es la primera causa ambiental de muerte o que más del 75 % de la población urbana en la Unión Europea está expuesta a niveles de partículas por encima de las recomendación de la Organización Mundial de la Salud.
La situación afecta también duramente a la economía. La estimación alerta de un coste anual por pérdidas en días de trabajo y salud que alcanza los 600 billones de euros.
La pobre calidad del aire tiene unos responsables, una lista de contaminantes que incluye las partículas de materia 2,5 y 10, además de gases como el dióxido de azufre y de nitrógeno, el ozono troposférico, o los compuestos orgánicos volátiles, COV.
La gravedad del problema se evidencia con el número cada vez mayor de personas que viven en ciudades. Si en la Tierra ya hay siete mil millones de habitantes, para el 2050 se esperan que sean nueve mil millones. Y de estos, según Naciones Unidas, el 70 % vivirá en las zonas urbanas.
Digitalizar el proceso
“En este contexto, es necesario digitalizar todos los procesos”, destaca Blanxart. Eso les ha permitido generar tres líneas Dinapsis: for city, for water y for industry. Gracias a la tecnología, apunta, se puede mejorar la salud ambiental de la ciudad. Por ejemplo, aplicando el conocimiento experto a la gestión de la calidad del aire y la movilidad sostenible.
¿Cómo lo aplican? Dinapsis for City es un sistema que controla esa calidad hasta el punto de predecir en qué estado se encontrará. “Es capaz de hacerlo a microescala, calle a calle”, señala Blanxart.
La IA para los modelos
El sistema que han diseñado es seguro, intuitivo y personalizable. Para eso parte de la inteligencia artificial y el análisis estadístico en tiempo real. Eso les permite mapear esas variaciones, pronosticar esos niveles, evaluar escenarios para la planificación urbana. A ello añaden una plataforma de comunicación que les permite transferir esos datos a la ciudadanía.
Blanxart explica el esquema en que se basan para conseguir esos resultados. Por un lado, se diseña el despliegue de una red de monitoreo con estaciones de control oficial y los sensores inteligentes que proporcionan las medidas indicativas. Esto, valora, funciona en tiempo real las 24 horas, todos los días.
Interpretar sobre seguro
La interpretación de todo ese flujo de datos es fundamental. Para eso, señala, es necesario que la presentación de los mismos sea clara para interpretarlos correctamente. Todo eso permite que se pueda establecer la alerta temprana mediante un sistema de predicción que puede establecerse para 24, 48 y 72 horas.
Los sensores son la siguiente clave en este proceso ya que se encargarán de medir todos estos parámetros. “La calidad del dato es muy importante, deben tener una incertidumbre inferior al 25 %”, recalca. En su implantación se trabaja con los fijos y móviles, para que estén equipados con una tarjeta SIM o un módulo de radiofrecuencia, esta última una opción viable cuando hay una gran densidad de ellos.
El control del tráfico es uno de los ejemplos que pone para demostrar lo que pueden medir los sensores. Con ellos se pueden controlar aforos, leer matrículas y generar automáticamente patrones de movilidad. Estas son variables que tienen particular relevancia en las zonas de bajas emisiones que cada vez están implantando más ciudades.
Sobre estas tecnologías se sitúan los módulos Supervisión o Hipervisión que permite integrar desde la calidad del aire hasta los olores los representa para su fácil comprensión. El análisis avanzado de esos datos ayuda al equipo técnico a tomar opiniones mejor y más rápidamente.
El detalle que se puede alcanzar es uno de los puntos que valora en particular. Es el caso de lo que puede hacer el modelo matemático Street Canyon. Este es capaz de presentar las concentraciones a nivel de calle, teniendo en cuenta las influencias derivadas de los edificios.
Eso sí, antes de implantar todas estas opciones, Blanxart «es necesario hacer un inventario de emisiones«. A partir de él se configura el plan que medirá los diversos episodios. Entre las posibles aplicaciones que tiene la plataforma, Blanxart enumera además la reducción de emisiones a la atmósfera, la incorporación de planes de movilidad al marco jurídico municipal, delimitar las zonas de bajas emisiones o generar una simulación microscópica de tráfico.
Estas ZBE son una de las líneas, cuenta, en la que más han trabajado últimamente. A raíz de los fondos Next Generation, hay un mayor interés por ello. De hecho, han trabajado con la Universidad de Santiago, el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, la autoridad portuaria de Baleares, los Gobiernos de Navarra, País Vasco o Galicia.