La frase somos lo que comemos define la voluntad de un estudio valenciano que analiza la relación entre la pérdida de masa muscular en personas mayores y la obesidad derivada de esta afección con la falta de proteínas. Un análisis en el que se han centrado en particular en un grupo de población concreto, las mujeres mayores de 65 años.
«El envejecimiento general de la población se encuentra relacionado con el aumento de la prevalencia de la enfermedad sarcopénica, especialmente entre las mujeres mayores«, explican los investigadores. La sarcopenia es precisamente esta afección que se caracteriza por la pérdida masa, fuerza y funcionamiento de los músculos en la vejez.
El estudio, publicado en la revista Nutrición Hospitalaria, trabaja a partir de los datos que distintas instituciones, entre ellas la Universitat de València (UV), han estudiado recogidas a 164 valencianas. “El abordaje de la sarcopenia tiene un enorme impacto en la calidad de vida de las personas mayores», destaca Julio Fernández. El profesor del departamento de Enfermería de la UV, señala que esta es la clave para «permitirles mantener su actividad y su independencia para la vida diaria durante muchos más años y con un óptimo estado de salud”.
Faltas y excesos
A las participantes en el estudio se les hizo un seguimiento dietético durante tres días en el que se evaluó su ingesta de nutrientes. Los resultados del estudio mostraron que de las mujeres que participaron, con una media de edad de 72 años, un 26,2 % comían menos proteínas de las recomendadas por la OMS. En un porcentaje muy similar, un 25,6 %, se hallaba en algún estadio de la sarcopenia. Y un 12 % de ellas se encontraba afectada por la obesidad sarcopénica.
¿Y qué pasaba con el resto? Si unas se quedaban por debajo, el resto pasaba de esa cifra. El 73,8 % de las mujeres tenían un consumo de proteínas superior a las recomendaciones que se relacionó con un patrón de ingesta energética superior. También se les hizo una serie de pruebas físicas para medir la fuerza, el equilibrio y la velocidad, funciones afectadas por la sarcopenia. Seguidamente se cruzó los resultados de aquellas mujeres que fueron diagnosticadas con sarcopenia y con obesidad para establecer el porcentaje de mujeres con obesidad sarcopénica. Según indica el equipo, con este trabajo se muestra la necesidad de continuar con la investigación.
Estudiar y aplicar
El objetivo que se marcan ahora es “establecer recomendaciones de ingesta proteica acordes a las realidades de personas mayores». Y de ahí, prosiguen, «establecer políticas de salud pública efectivas que pongan de manifiesto la especial relevancia de este macronutriente en el proceso de envejecimiento”. ¿Por qué es tan necesario este estudio? Como explican, la sarcopenia también provoca una pérdida de fuerza y funcionamiento de los músculos, además de debilidad, cansancio y problemas de equilibrio y movilidad.
El énfasis en las políticas de salud pública tiene una importancia especial. La Cátedra de Envejecimiento Saludable, Activo y Participativo suscrita entre el Ayuntamiento de València y la UV ha tenido un papel relevante en la investigación. Gracias a ella se ha permitido sentar las bases sobre las que desarrollar el estudio. Los resultados de esta investigación, además, pueden ser implementados en los centros de mayores municipales, donde se realizan numerosas actividades de esta cátedra. Julio Fernández está acompañado en este equipo investigador por José Miguel Soriano (Food & Health Lab-UV), Carlos Guillamón, Ángela Diago y José M. Tenías.