La energía fotovoltaica ya no es innovación, sino que es una tecnología en desarrollo. Y, en ese crecimiento que está experimentando, su mayor hándicap es acumularla. La vista está ahora puesta, por tanto, en crear baterías que permitan acumularla. Así lo afirma Jorge Samper Sirvent, del Colegio de Ingenieros de Telecomunicación de la Comunitat Valenciana. “El gran reto renovable es almacenar la energía verde a gran escala”, afirma el también director de operaciones de AEMA Servicios Energéticos, que además sugiere diversificar y apostar fuerte por el hidrógeno verde.
Samper ha moderado la mesa Innovación en energías renovables y su papel en el sector primario en el congreso Primary Smart sobre innovación en el sector primario. Una cita que se celebra esta semana en el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ). Junto a él ha participado Juliana Herrero, de Biovic Consulting, y Adrián Rosello, gerente de Bainga. Sobre todas las alternativas que están sobre la mesa giraban las intervenciones de los expertos reunidos en la mesa de debate.
Smart Primary presenta lo último en agrotech para estimular la innovación
Diversificar la energía renovable
Las baterías son solo un añadido al asunto fotovoltaico. Sin embargo, para potenciar la capacidad de energética renovable, Samper apunta a la necesidad de complementarla con hidrógeno. Asegura que lo verdaderamente innovador es el hidrógeno logrado a partir de biogás: hidrógeno verde. Un aspecto por el que, según explica, pasa el futuro de la capacidad energética del país. “No solo hay que implementar la fotovoltaica porque tenemos mucho sol, sino que hay complementarla con otras renovables para cuando esta falla”, destaca.
![energía verde](https://xn--rediseo-9za.iambiente.es/wp-content/uploads/2022/04/WhatsApp-Image-2022-04-26-at-4.39.33-PM.jpeg)
“Es inviable hacer baterías que acumulen la energía suficiente como para mover tractores o grandes maquinarias agrícolas”, explica. Hay que buscar otras soluciones para el sector primario y el del transporte, estrechamente ligado. Un combustible limpio que se pueda originar a base de energía verde. “Toda apunta al hidrógeno”, insiste. Energía que se puede producir a partir de la hidrólisis (aplicando energía eléctrica al agua), pero también mediante biogás. Elemento que se obtiene de los residuos agrícolas y de la industria agroalimentaria, cerrando el círculo de la revalorización.
Revalorizando los residuos agrícolas
“El hidrógeno de hidrólisis es poco eficiente y no es sostenible, pero se puede hacer más eficiente a partir de la energía fotovoltaica sobrante que no se puede almacenar”, explica. Por otro lado, la alternativa sostenible es el biogás con baja carga en metano. “Un gas que se obtiene de sueros de producción de queso, lodos de depuradora, etcétera; residuos que se ponen a fermentar”, describe. El producto se depura extrayendo el hidrógeno, pero además se pueden obtener otras sustancias como fertilizantes. “Después, se combustiona en los motores de hidrógeno, que son muy eficientes, alguno incluso más que los de gasolina”, sentencia.
El camino al uso del hidrógeno verde pasa por los catalizadores ferromagnéticos
El reto de los fondos europeos
“Es necesario que el sector y la Administración tomen conciencia de todas estas alternativas que existen”, afirma Samper. Opciones que no se están implementando en España tanto como en otros países de Europa. “Deberíamos estar en posición para aprovechar bien los fondos europeos y afrontar proyectos con hidrógeno, un sector que está prácticamente virgen en España”, sentencia. Una alternativa renovable que tiene, por tanto, amplio recorrido.