Los municipios y ciudades se convierten en la clave para alcanzar la eficiencia energética en el plazo acordado por la Organización de Naciones Unidas. La descarbonización es el principal objetivo de la transición energética que desde hace algunos años ya está en marcha. Sin embargo, para alcanzar los objetivos marcados en la Agenda 2030 y llegar a ese cambio del sistema energético basado en combustibles fósiles a uno basado en energías renovables, hay que realizar todavía un gran esfuerzo. Con todo ello, la aceleración de la transición energética en los municipios valencianos es un hecho.
Aceleración de la transición energética en los municipios valencianos
La aceleración de la transición energética no solo se da en los municipios de la Comunitat Valenciana o España, sino que todos los países del mundo han apretado el acelerador y en 2019 ya una decena de ellos habían alcanzado la máxima calificación de equilibrio energético.
No obstante, este cambio no solo consiste en variar el sistema energético a uno renovable, sino que es importante que los ciudadanos se conciencien en el control del uso de la energía. Actualmente, dado los precios de la energía, la sociedad está pendiente tanto del ahorro como de buscar los sistemas más eficientes.
Muchas son las pautas que se pueden implementar para alcanzar esa eficiencia energética. No solo en los hogares de la Comunitat, sino que la administración pública también puede realizar cambios en sus instalaciones o vehículos. Un cambio a la movilidad ecológica; lograr tanto las viviendas como los edificios públicos más eficientes energéticamente; el autoabastecimiento; el alumbrado público; etcétera son algunas de ellas.
El objetivo del 77% de los municipios valencianos es hacerlo cuanto antes
El pasado mes de abril, la Generalitat de Valencia presentó los resultados de la encuesta fotovoltaica del departamento de Transición Ecológica. Esta encuesta se llevó a cabo en toda la Comunitat con el objetivo de realizar una fotografía de las políticas y necesidades de transición energética que los municipios tienen.
Entre las principales conclusiones del estudio se percibió que el 77% de los municipios quieren acelerar esta transición. Sin embargo, entre los principales hándicaps que encuentran está la falta de inversión y asesoramiento, así como una falta de incentivos fiscales, como la exención del IBI o del Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO).
Las propuestas que se hicieron en ese momento eran complementarias a las que ya estaban activadas por la Conselleria como las ayudas de 16 millones de euros para impulsar la transición energética de los municipios, el Plan ‘Municipis en Xarxa’ o la proposición reglamentaria para ordenar las instalaciones de producción próxima. Además, también se mencionó el decreto de energía renovable que permite a los municipios identificar el 2,5% de su suelo no urbanizable para proyectos de generación renovable.
Términos municipales adecuados
A este respecto, en el estudio se refleja que el 66% de las localidades entiende que su término municipal reúne las condiciones para acoger proyectos de producción de energía solar, en una superficie media de entorno al 16% del término municipal. Siendo las pequeñas y medianas instalaciones las que mejor van a caber en su territorio. Por ello, desde la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, según anunció su titular, Mireia Mollà, se va a promover «diferentes acciones para estimular con el decreto el hecho de que vengan esas inversiones, también desde la iniciativa pública».
Además, se procedió a la ampliación de la oficina itinerante de información y acompañamiento a la transición ecológica (OTEA). Desde el pasado mes de abril cuenta con un nuevo equipo específico de asistencia técnica para la promoción de comunidades energéticas; y una nueva convocatoria de 600.000 euros para la creación y desarrollo de comunidades energéticas locales.
Con todas estas medidas, desde la Conselleria se está realizando un llamamiento para alcanzar el ambicioso objetivo de alcanzar el 40% de descarbonización en 2030. «La movilidad y muchos modelos de producción de nuestras industrias van a tener que dejar las fuentes contaminantes y electrificarse, pero obviamente esa energía va a tener que salir de fuentes renovables», explicó entonces Mireia Mollà.
Cambio de modelo en la ciudad
De hecho, lo que realmente se busca es un cambio en el modelo actual de ciudad. Una urbe más amigable con el ciudadano, con espacio para disfrutar de las zonas verdes, de la cultura y el arte urbano que los municipios y las ciudades valencianas tienen que ofrecer. Todo ello sin que el tráfico rodado sea el protagonista.
No solo se busca cambiar la movilidad, sino lograr que los edificios, tanto públicos como privados, alcancen la eficiencia o autonomía energética. Para ello, todavía queda un duro trabajo en la rehabilitación de los edificios en busca de ese autoconsumo.
No obstante, el objetivo marcado para 2050 es conseguir una ciudad sostenible, autosuficiente, libre de emisiones y descarbonizada. Es por ello que ir consiguiendo los hitos paso a paso se convierte en vital y 2030 será el punto de inflexión para comprobar si los objetivos de 2050 son factibles o no.
El foco, pues, está puesto en tres pilares básicos para obtener los objetivos: la reducción de emisiones, la electrificación de la demanda y la penetración de renovables.